Por la mañana, la Asociación Víctimas del Terrorismo, con Maite Araluce al frente, había puesto al presidente del Gobierno, don Pedro Sánchez Pérez-Castejón como no digan dueñas. Si hay alguien cabreado en España con Pedro Sánchez esas son las víctimas del terrorismo, a quienes se niega a recibir.
Así que, por la tarde se organizó el acto oficial, convenientemente monitorizado desde Moncloa, en los jardines del palacio Real de Madrid. Todo preparado para evitar críticas al gran hombre.
Coartada: Felipe VI por delante y a Pepa Bueno como directora de escena. La lectura de la introducción de los derechos humanos
Aún así, no pudo conseguir que Tomás Caballero no le reprochara los homenajes a los etarras ni el blanqueamiento de ETA, vía Bildu. Pero no habló Maite Araluce, que si no…
Como coartada para evitar un mal trago, presidía el solemne acto SM Felipe VI, y la reina del periodismo progre, Pepa Bueno, como directora de escena.
Eso sí, se evitó cuidadosamente leer los derechos humanos concretos. Por ejemplo, el de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones
Todo muy simbólico. Dos adolescentes dan lectura a la introducción de los derechos humanos de Naciones Unidas. Y esto es bello e instructivo porque las dos voces angelicales sólo leen los considerandos introductorios de la Declaración de 1948. No la declaración en sí misma. Curioso.
A lo mejor es porque así se evitaron leer el punto 3: “Todo individuo tiene derecho a la vida” o el 26-3: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.
El laico acto terminó con un minuto de silencio
Como corresponde a un acto tan laico, el asunto acabó con un minuto de silencio. Donde nadie tuvo el valor de santiguarse o musitar una oración… que para eso los minutos de silencio son actos masónicos.