Las pensiones, mantener a flote los sistemas que garantizan la viabilidad del sistema. es un quebradero de cabeza para los países europeos.
Para el nuevo Gobierno de coalición que se ha constituido en nuestro país es, además, una asignatura pendiente que arrastramos desde hace más de dos legislaturas y un asunto que preocupa a Moncloa.
Y aunque el escenario francés en el que se desarrollan todos los acontecimientos sobre la reforma del sistema que quiere implantar Emmanuel Macrón no es similar al español, lo que si es cierto, y Pedro Sánchez lo sabe, es que los cambios se tienen que acometer con urgencia, buscando el consenso en el mejor de los casos ya que Sánchez no tiene en la cabeza, al menos de momento y que se sepa, usar el decretazo para acometer la reforma.
El proyecto de reforma de las pensiones de Macron ha sido objeto de enfrentamientos no solo en la Asamblea Nacional sino que ha sido el detonante de las huelgas y manifestaciones que se han desarrollado, con especial virulencia, por todo el país
Es lo que, sin embargo, ha hecho Macrón y lo que ha puesto en pie de guerra a los conservadores y al bloque progresista del Parlameno francés que han presentado sendas mociones de censura contra el Gobierno para frenar la decisión de aprobar la reforma de las pensiones por decreto acogiéndose a un artículo de la Constitución que permitiría dar luz verde al proyecto de ley sin someterlo a la votación de la Asamblea Nacional.
La última vez que se recurrió al 49.3 fue en 2016. El entonces primer ministro, Manuel Valls, lo hizo para aprobar la igualmente controvertida reforma laboral, que también provocó protestas en las calles.
Damien Abad, presidente de Los Republicanos, grupo conservador en la cámara baja francesa, indicaba ante la prensa que no podían aceptar que un proyecto de ley "tan importante" y "fundamental" "no vaya a ser votado", mientras los tres grupos de izquierda, el Partido Socialista, la Francia Insumisa y el Partido Comunista, denunciaban a "un Gobierno que pisotea el proceso parlamentario".
El proyecto de reforma de las pensiones, que quiere instaurar un sistema universal que acabe con los actuales 42 regímenes distintos, ha sido objeto de enfrentamientos no solo en la Asamblea Nacional sino que ha sido el detonante de las huelgas y manifestaciones que se han desarrollado, con especial virulencia, por todo el país, desde mucho antes de que Enmanuel Macrón lo presentara el pasado 11 de diciembre.
La propuesta de reforma plantea subir la edad de jubilación oficial, es decir, la que da derecho a cobrar el 100% de la prestación, de los 62 a los 64 años
La propuesta de reforma plantea, además, subir la edad de jubilación oficial, es decir, la que da derecho a cobrar el 100% de la prestación, de los 62 a los 64 años. Un límite de edad que rebasa con creces la establecida en la reforma de 2013 aquí en España, en la que se elevaba progresivamente la edad de jubilación desde los 65 a los 67 años y con la que se intentaba corregir la situación de nuestro sistema de pensiones cuyo déficit se acerca a los 18.000 millones, el 1,5% del PIB, y al que se destina el 40% del gasto público.
Las previsiones apuntan a que será antes del verano cuando la nómina de los pensionistas supere los 10.000 millones, cifra con tendencia al alza dado el envejecimiento de la población española.
En pensiones, España y Francia no son tan diferentes
Y a pesar de que en Francia la población no está tan envejecida como en España, los expertos aseguran que en lo referente a pensiones ambos países se parecen bastante. Por eso, lo que ocurra en el país vecino en los próximos meses será un buen referente de lo que podemos esperar en el nuestro. Tenemos similares niveles de deuda, déficit y gasto en pensiones. Por ejemplo, y a finales de 2018, la deuda pública ascendía en España al 98% del PIB y en Francia se situaba en el 98,5% del PIB. En cuanto al déficit, los dos países cerraron el ejercicio 2018 en niveles del 2,5% del PIB. Respecto al sistema de pensiones públicas, según datos de la OCDE que corresponden a 2019, Francia es el tercer país que más gasta con el 14,2% del PIB, sólo superado por Grecia e Italia mientras que en España el nivel gasto es del 11,6%, holgadamente por encima de la media de la OCDE que es del 8,4% del PIB.
A pesar de que en Francia la población no está tan envejecida como en España, los expertos aseguran que en lo referente a pensiones ambos países se parecen bastante.
También, y aunque nos lleva a confusión que se hable de los 42 modelos que existen en Francia, ambos sistemas de pensiones son parecidos: modelos que se sostienen por las cotizaciones sociales que se pagan y que son muy generosos en la cuantía de las prestaciones. Es decir, de los que mejor tratan a sus jubilados actuales. En Francia, la edad de acceso a la jubilación son esos 62 años que ahora Macron quiere elevar, aunque sea por decreto. Según los datos de la OCDE, los franceses tienen la edad efectiva de jubilación más baja: 60,6 años para hombres y mujeres. En España estamos por encima: 62,2 años para los hombres y 61,4 para las mujeres.
Todo esto unido unido a que estamos ante dos de los países con una esperanza de vida más alta, da como resultado que los pensionista van a cobrar su prestación durante un periodo de tiempo cada vez más largo. Por ejemplo, y también según los datos de la OCDE, una francesa recién jubilada tiene por delante 26,7 años de esperanza de vida y una española 26,9. En el caso de los hombres, con menor esperanza de vida, las cifras son algo más bajas: 22,5 años para los franceses y 21,6 para los españoles.
Y algo muy importante que se debe subrayar es que en países como Holanda y Dinamarca donde las tasas de sustitución son especialmente altas, la generosidad de las prestaciones se basa, en buena medida, en el ahorro con modelos de capitalización individual o colectivo, mientras que en Francia y España ese ahorro apenas es significativo.