Le puede la soberbia. Con tal de no tender la mano al Partido Popular de Pablo Casado, con tal de no buscar la abstención del PP y firmar una serie de pactos de Estado (unidad de España y no hachazo fiscal, principalmente, que al PP esto de los valores le interesa más bien poco) el presidente en funciones, Pedro Sánchez, prefiere volver a jugar con el Frente Popular, con los que, más menos, le llevaron a La Moncloa a través de la moción de censura contra Mariano Rajoy.
Y todo esto justo cuando, 30 años después de la caída del muro, el comunismo, desde Chile, renace en el mundo
Resumiendo, Sánchez prefiere recrear el Frente Popular y, con ello, aumentar la crispación y, a la postre, la violencia, en todo el país.
Quiere unir a socialistas, comunistas (principalmente Podemos y su confluencias) y separatistas, especialmente los vascos, porque con los nacionalistas catalanes, tras una campaña electoral basada en la presunta firmeza con el nacionalismo catalán, no conviene por el momento. Fuentes de Moncloa insisten en que la postura del PP y el ascenso de Vox no le permiten otra cosa, pero lo cierto es que para el ególatra Sánchez eso de pactar con el PP es algo superior a sus fuerzas.
Por tanto, la opción, la que nunca ha deseado el asesor Iván Redondo, y bajo el dogma de que ¨Sánchez no se va ni con agua caliente, es el Frente Popular, justo en un momento en que le frentepopulismo va a generar guerracivilismo y un incremento del discurso del odio en España.
Estuvo atinado Santiago Abascal cuando, en la tarde del lunes, respondió a Sánchez que el verdadero discurso del odio entre españoles no lo crea Vox, sino él, el presidente en funciones, reabriendo las heridas de la Guerra Civil y a través de una campaña de exclusión de quien ha obtenido más de 3,5 millones de votos. Esa campaña de exclusión contra todo aquel que no acepte el discurso dominante, el discurso progre, se realiza, principalmente, a través de RTVE y del Grupo PRISA (El País y la Ser) otra vez convertidos en brazos armados del PSOE más guerracivilista y se concreta en que todo aquel que no se atenga a la “dictadura progre”, no es un disidente, sino un fascista.
Mientras, Abascal le recuerda que el que está sembrando un discurso de odio en España es… Pedro Sánchez. Sobre todo, a través de RTVE y PRISA
Y ojo, porque, una vez más, el Frente Popular de Pedro Sánchez no resulta fácil de forjar. No puede contar con los 10 restos de Ciudadanos porque entonces el PNV no entra y no puede contar con los separatistas catalanes. Son PSOE, Podemos, nacionalistas vascos, incluida Bildu, que ya votara a favor de la moción de censura, Compromís, canarios y cántabros de derechas, etc. Es el mismo frentepopulismo que nos llevó a la Guerra Civil de 1936. Y no está aclaro que sume 176.
Eso sí, con el precitado cordón sanitario respecto al separatismo catalán –con ese sí que sumaría- porque, por ejemplo, la comparecencia del nacionalismo catalán no estaría bien vista en Europa.
Eso sí, el tutor europeo de Sánchez, Emmanuel Macron, advierte a Moncloa: no permitirá que el ‘pacifismo’ catalán se extienda a Francia
Un ejemplo, el tutor de Sánchez en Bruselas, el francés Emmanuel ‘Lolito’ Macron, ya ha advertido a Sánchez que Francia no permitirá el bloqueo de la frontera francesa de la Junquera y le ha exigido que arregle la situación.
Resumiendo: no es fácil, pero hacia donde camina Pedro Sánchez es, otra vez, hacia el frentepopulismo de las tres patas: socialismo, comunismo y separatismo. El mismo que nos llevó a la Guerra Civil de 1936.