Pedro Sánchez se convirtió en presidente del Gobierno el pasado 1 de junio, al ganar la moción de censura contra Mariano Rajoy, y llegó a La Moncloa con ganas de comerse el mundo. Sin embargo, 74 días después, el fenómeno se ha desinflado, pues ya no tiene prisa en aplicar los nuevos impuestos.
El líder socialista se ha dado de bruces con la cruda realidad: solo tiene 84 diputados y, por tanto, debe negociar cada decisión para obtener la ansiada mayoría. Es cierto que muchos partidos apoyaron la moción de censura para derrocar a Rajoy, pero esto no significa que hayan dado carta blanca a Sánchez para gobernar ni que vayan a apoyar todas sus propuestas. Y por si esto fuera poco, encima estamos en verano… y claro, las vacaciones son una prioridad.
La ministra de Hacienda no descarta retrasar los Presupuestos de 2019 más allá de septiembre e incluso, a noviembre
La política económica del Gobierno Sánchez se puede resumir en más impuestos, más gastos y más déficit. Respecto a los tributos, parece que ahora hay calma, pues la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en una entrevista con la Agencia EFE recogida por RTVE, no ha descartado retrasar la presentación de los Presupuestos de 2019 más allá del próximo mes de septiembre e incluso ha llegado a hablar de la posibilidad de hacerlo en noviembre. Eso sí, entrarían en vigor el 1 de enero de 2019. El primer paso es sacar adelante la senda de estabilidad presupuestaria (es decir, el famoso techo de gasto), algo que el Gobierno Sánchez no logró a finales del pasado mes porque el Frente Popular le dejó solo. Aunque de no lograrlo, tendría que seguir con el previsto por el Ejecutivo Rajoy.
Pero no solo podría haber retrasos en los Presupuestos de 2019, también en los nuevos impuestos propuestos por Sánchez: los que afectan a la banca y a las tecnológicas (ya bautizado como ‘tasa Google’) no entrarán en las cuentas del próximo año. Y eso que los del sector bancario fueron publicitados por Sánchez como una ayuda para afrontar el déficit de la Seguridad Social… parece que sólo fueron palabras vanas porque ya le ha trasladado al sector que no será inmediato. A esto se suma la reforma del Impuesto de Sociedades, estableciendo un tipo mínimo del 15% para acercar el tipo teórico al real, para las empresas que facturen más de ocho millones de euros. Ojo, esto podría afectar a grandes empresas y también a algunas medianas.
Por su parte, la subida del impuesto al diésel podría retrasarse, según Montero, a pesar de que la titular de Industria, Reyes Maroto, afirmó que entraría en vigor en enero y se incluiría en los Presupuestos de 2019. ¿La razón? “Tiene un elemento político superior al de la recaudación”, según la ministra de Hacienda, pues forma parte del plan de transición ecológica… Claro que este argumento verde se puede poner en duda si se tiene en cuenta que un vehículo con motor diésel moderno es una opción menos contaminante que la alternativa de gasolina... Además, se aplicará de forma progresiva en tres años.