Cada vez que me toca defender al Partido Popular me acuerdo de aquel dicharacho castellano sobre el gitano que iba a vender el burro al mercado (con esta entradilla creo haber cometido varios de delitos de odio, por xenofobia) y ante la tozudez del animal, le espeta:
-¡Y que tenga yo que decir que tú eres ‘güeno’…!
El problema del Partido Popular, aunque Adriana Lastra se ponga cínicamente pesada para leerlo ante las cámaras de RTVE y aunque Yolanda Díaz se muestra pesadamente cínica para concluirlo, ante las mismas cámaras, de la misma RTVE, no es, ni de lejos, la corrupción. El caso Kitchen no es el “mayor caso de corrupción” de la democracia española, sino una quisicosa chorras entre rateros. Y la nueva acusación sobre Rodrigo Rato, con una fianza multimillonaria, más parece obra de un juez deseoso de ser juez estrella.
La gran mentira de la política española es la exageración de la corrupción ajena y el cinismo sobre la propia
Todo esto es material de verduleras y embusteras, es decir, de doña Adriana Lastra y de doña Yolanda Díaz o Carmen Calvo, pero sirve para llenar los telediarios -ojo, tanto públicos como privados- durante una larga jornada del miércoles 2 de junio, y para olvidar que Sánchez está en horas bajas de popularidad, que va a conceder indultos a los indepes catalanes, que se han comportado con su habitual cobardía ante el peligro cierto de invasión marroquí y que la economía española no va mal: va fatal, con un sistema de pensiones público que es lo más parecido a un cadáver insepulto.
Es más: mucho más corrupto, y sobre todo impune, ante la corrupción es el PSOE, que vive en la impunidad. Y más: en media proporcional, el partido más corrupto de España es Podemos.
El mismo día de la hipocresía socialista contra Dolores de Cospedal, el juez Escalonilla mantenía la imputación de Rocío Val, la “Bárcenas” de Podemos, por sobresueldos
Principales elementos de esta farsa a la que se sometió, vía catódica, al pueblo español durante la jornada del 2 de junio de 2021, tercer año triunfal del caudillo Pedro. A saber:
El sanchismo montó otro ‘show’ televisivo contra la corrupción de PP, para responder a las encuestas que, en masa, le dan la victoria en unas presuntas elecciones (“¡que esperen ‘sentaos’”, aseguró Marisú Montero) a la alianza PP-Vox.
Y atención: el pecado del PP no es la corrupción sino la incoherencia. Insisto: el PSOE y, sobre todo, Podemos, son aún más corruptos que la derecha, pero tienen menos complejos y se mueven en la impunidad.
Aznar, Rajoy, Casado: el problema del PP no es la corrupción, sino su infidelidad a los principios fundadores, que eran principios cristianos
Y esto es grave porque la gran mentira de la política española es la exageración de la corrupción ajena y el cinismo mentiroso sobre la propia. Así, el mismo día de la hipocresía socialista contra Dolores de Cospedal, el juez Juan José Escalonilla, del Juzgado de Instrucción número 42 de Madrid, a pesar de las previsiones de Rodrigo Echenique y compañía, mantenía vivo el caso Neurona y confirmaba la imputación de Rocío Val, la “Bárcenas” de Podemos, por sobresueldos y donaciones injustificadas y presunto fraude fiscal… lo mismo en lo que se basa todo el caso Bárcenas. ¿En cantidades menores? Naturalmente, el PP y el PSOE tienes muchos años de vida, Podemos nació anteayer, pero en términos cronológicamente relativos, debemos concluir que Podemos es más corrupto que los dos viejos partidos políticos. Y encima da lecciones de honradez…
Entonces ¿en España no hay corrupción? Por supuesto que la hay, menor que en otros países de nuestro entorno porque en el mundo anglosajón la corrupción ha sido legalizada e institucionalizada.
En cualquier caso, el drama del PP no es la corrupción sino la incoherencia. Incoherencia ante los principios fundadores del PP, que son principios cristianos. Incoherencia que han protagonizado tanto Aznar, como Rajoy… como ahora Pablo Casado.