• Crearán un gigante de 'banca en la sombra' capaz de 'mover' activos por valor de 353.000 millones de euros.
  • Contestan así a un escenario de márgenes de negocio cada vez más estrechos por los bajos tipos de interés.
  • Implica también la muerte del depositante, que se convierte en accionista (asume riesgos).
  • En la operación entran Pioneer Investments y los dos socios en fondos del Santander, Warburg Pincus y General Atlantic.
  • La brújula es la misma que mueve a BlackRock, aunque esta gestora administra 4,2 billones de euros.
Significativo paso el paso dado este miércoles por el Santander y UniCredit, el mayor banco italiano por activos, que han firmado un acuerdo vinculante para fusionar sus negocios de gestión de activos. La idea que subyace, en fondo y forma, es clara: avanzar hacia el oligopolio global del ahorro. En otras palabras, lo que pretenden el banco que preside Ana Botín (en la imagen) y Unicredit no es otra cosa que crear una de las mayores gestoras de fondos de inversión del mundo (en concreto, la séptima), y con ello tener una capacidad de maniobra -inversora, ya me entienden- que no tenían hasta ahora por separado. Se concreta ahora lo que habían empezado a negociar en abril. La operación, que ha comunicado Unicredit y que se cerrará el próximo año -necesita el visto bueno de los reguladores-, tiene nombres y apellidos muy concretos. Por un lado está la gestora Santander Asset Management, que el banco español comparte con sus socios Warburg Pincus y General Atlantic. Y por otro, Pioneer Investments, la gestora para el mismo fin de UniCredit. La fusión de las dos gestoras da lugar a otra cosa mucho más grande (de nombre Pioneer Investments), con un volumen de activos gestionados de 353.000 millones de euros. Para que se hagan una idea, esos millones equivalen al 35% del PIB español y son los que podrán lanzar, básicamente, en Europa y Latinoamérica. Santander Asset Management cuenta de un patrimonio de unos 170.000 millones repartido en 11 países y Pionner, de 217.000 millones con presencia en 28 países. Entre Santander y Unicredit controlarán, a partes igual, el 66,6% y el tercio restante, Warburg Pincus y General Atlantic. El consejero delegado de la nueva sociedad será Juan Alcaraz, hasta ahora Ceo de la gestora del Santander. Y Giordano Lombardo, Ceo de Pionner, será el director de inversiones. Aparte de lo concreto -lo apuntado-, el salto implica una serie de consideraciones inevitables, que ponen a contraluz, paradójicamente, el modus operandi del sistema financiero actual, marcado por márgenes de negocio cada vez más estrechos por los bajos tipos de interés. Vamos, que como el negocio tradicional cada vez da menos de sí, hay que buscar otras vías para engordar la cuenta de resultados, aunque sea, como en este caso, a través de los fondos de inversión, que están fuera de balance. La operación de Santander y Unicredit es un clásico de banca en la sombra. Ya no se trata, como hasta ahora, de cuidar al cliente con productos como los depósitos -poco atractivos, inevitablemente, por los tipos actuales- y evitar que otra entidad te los robe.  Ahora se trata, más bien, de fusionar a muchos clientes -en este caso, españoles e italianos-, compartiéndolos desde la misma gestora. Es la fuerza de la masa, para que me entiendan, con economía de escala. De ese modo, se pueden mejorar las posibilidades de rentabilizar las inversiones, cierto -es lo más parecido a la muerte del depositante-, pero también de que el cliente pierda, al ser un instrumento más de una gestora de fondos mucho más grande, en renta fija o en renta variable. Vamos, que no se trata de una inversión sin riesgo, como los depósitos. Se repite a otro nivel, por tanto, la fórmula de gestoras como BlackRock, capaces de hacer y deshacer a su antojo. Se lo contamos este verano, BlackRock, un gigante demasiado poderoso: es "un nuevo propietario de Alemania". La diferencia con el empeño del Santander y Unicredit está en el volumen. BlackRock administra 4,2 billones de euros y por sus departamentos de análisis pasan 12,6 billones de euros, o lo que es lo mismo, casi trece veces el PIB español. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com