- Belén Romana ha sido la primera y la peor presidenta de SAREB.
- En su defensa, hay que añadir que el banco de los inmuebles rotos tenía orden de vender rápido.
- Por tanto, Romana se dedicó a vender a fondos buitre, ergo, a vender mal.
- Al final, la SAREB, pagada por los españoles, se ha convertido en prisionera de esos fondos.
- Y Luis de Guindos, que siempre la defendió, la ha dejado caer.
- Por otra parte, Romana no sabe formar equipos. El primero y único que tuvo, dirigido por Walter de Luna, se rompió en cuestión de meses.
- ¿Alternativa? Haber confiado la venta de inmuebles a los propios bancos o inmobiliarias de donde procedían. Más lento pero más rentable.
- Y lo malo es que a su sustituto, Jaime Echegoyen, le encantan los fondos.
Belén Romana (en la imagen junto a Echegoyen) ha dimitido como presidenta de SAREB. Le sustituye Jaime Echegoyen, su actual segundo, quien fuera Ceo de Bankinter.
La SAREB es la historia de un fracaso. Nació para absorber los activos tóxicos inmobiliarios de la banca española. Su propio nacimiento ya es cuestionable, pero estábamos metidos de lleno en el rescate bancario. Se puso al frente a Belén Romana, en la que el ministro Guindos tenía toda la confianza.
Romana absorbió esos inmuebles y, a partir de ahí, tenía dos opciones para enajenarlos: a precio de saldo, a los fondos buitre, o más despacio, pero de forma mucho más ordenada y solvente, al menudeo. En este segundo caso, que era el lógico, debía haber contado, como esperaban, con las propias entidades que le habían traspasado los activos, dado que la fuerza de venta de las mismas es muy superior a la de una entidad con unas oficinas centrales recién creadas… Y nada más.
Naturalmente, los fondos buitre se aprovecharon de la situación y hasta se ha dado caso de que la Sareb ha tenido que enmendarles para evitar que creciera el escándalo. Ejemplo, el ocurrido en Canarias: el fondo compra una urbanización aún pendiente de pagos y trata de subirle el precio final a los afectados. Sin comentarios.
Por otra parte, Belén Romana nunca supo formar equipos. El único que tuvo lo capitaneaba Walter de Luna, quien, a los pocos meses, ya estaba enfrentado con la vicepresidenta. Dimitió con todos sus próximos. En aquel momento, el ministro Guindos salió en su defensa de Romana asegurando que las dimisiones son propias de la vida de una empresa.
A Walter de Luna le sucedió Jaime Echegoyen, ex Ceo de Bankinter. Ahora es presidente. Y no parece que vaya a cambiar nada. Dado que Echegoyen fue el Ceo de Bankinter más dado a jugar con los fondos. Ahora querrá seguir jugando.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com