Schindler ha obtenido un beneficio neto de 272 millones de euros en el primer semestre, un 28% menos (entre enero y marzo la caída fue del 36%), y como las condiciones adversas se han acelerado en los últimos meses, considera que “reducir costes ahora es esencial”. De hecho, empezará con 2.000 despidos, que representan el 3% de su plantilla (65.000 personas), pero aún no se sabe si afectará a España, donde emplea a más de 2.500, siendo la segunda empleadora del sector de la elevación en nuestro país.
El pasado abril, Schindler presentó un ERTE para 2.000 trabajadores. A esto hay que sumar la externalización de su unidad de componentes (ahora localizada en Zaragoza y que se trasladará a Eslovaquia), provocando el despido de 119 empleados, aunque la dirección ha accedido a recolocar a 62.
El fabricante suizo de ascensores y escaleras mecánicas toma medidas de reducción de costes “para asegurar la salud a largo plazo”, ha señalado el CEO, Thomas Oetterli. La reestructuración de personal durará dos años y tendrá un coste de 140 millones. Schindler no sólo ha perdido ganancias, sino también ingresos, que se han situado en 4.628 millones (-8,7%) hasta junio, y los nuevos pedidos han caído un 12%, hasta 4.997 millones.