La Navidad enfila la recta final por lo que ha llegado el momento de recordar el apartado central de un artículo de Gilbert Chesterton, publicado en 1919 pero que el jovial periodista británico, conocido por sus dotes adivinatorias, lo pergeñó -es seguro- pensando en los progre de 100 años después, para ser exactos en don Pedro Sánchez y don Pablo Iglesias. Porque soy hijo de mi tiempo y ni por asomo pienso aceptar que no hay algo nuevo bajo el sol.
Y así lo cuenta don Gilberto:
“Algunos de nuestros maestros éticos más avanzados podrían escribir una nueva versión de Cuento de Navidad, una especie de Cuento anti-navideño. Pues el relato de Dickens tal vez les parezca, no una comedia de conversión, sino una tragedia de apostasía. Al comenzar el cuento, Scrooge sería un vegetariano de ideales elevados, y se alimentaría de gachas de avena, puras y sanas. Al terminar, ese mismo Scrooge, degradado ahora por la superstición y convertido en caníbal, conspiraría para asesinar a un pavo. Ese maníaco estaría ya tan moralmente depravado, que incluso sacaría de la calle a un niño para utilizarlo en la consumación del crimen. Empujaría incluso a sus empleados a hundirse cada vez más en la ciénaga de semejante inmoralidad, y obligaría a la familia caníbal de los Cratchit a ser más caníbales que antes. La eugenesia, que suele formar parte de esta ética, tal vez insinuase un pasaje reflexivo sobre el error de haber dejado nacer a Tiny Tim, y la conveniencia de corregirlo con celeridad, de manera discreta e indolora. En fin, podrían sacarse muchísimas moralejas de esta nueva historia. Además, acabaría de manera miserable; eso gustaría al espíritu optimista, progresista, del futuro”.
El artículo de Chesterton se titula -titulaba- ‘El nuevo ataque contra la Navidad’. Fue escrito un 27 de diciembre de 1919 y recogido en el libro El espíritu de la Navidad, editado por Espuela de Plata.
Y yo no tengo nada más que añadir. Eso sí, sitúo en tareas pendientes preguntar a don Pedro Sánchez si es vegetariano. Si la respuesta fuera positiva, deberíamos otorgar al hecho la categoría de científico.
En cualquier caso, un buen momento para recordar lo escrito en 1919, en esta “fiesta de los afectos”, o sea, la Navidad según Sánchez.