• Convergència se ha quedado sin grupo propio en el Congreso por primera vez en democracia.
  • Teóricamente no le correspondía, pero es lo que Homs había exigido al PP a cambio de su apoyo a la Mesa del Congreso.
  • La resolución del Parlament y la postura de Mas han dinamitado las opciones de los nacionalistas, y marcan la ruptura definitiva con el PP.
Convergència se ha quedado sin grupo propio en el Congreso por primera vez en democracia. El nuevo Partit Demócrata Catalá, antigua CDC, no gana para disgustos, y recibe su segundo varapalo en dos días, después de que ayer le negaran también grupo en el Senado. Teóricamente, a los nacionalistas catalanes no les correspondía un grupo propio porque, si bien son ocho diputados -el requisito mínimo para tenerlo está en cinco-, no alcanzan el 15% de los votos en todas las circunscripciones donde se han presentado (en Barcelona y Tarragona se quedaron por debajo). Vale, pero tanto el PP como los socialistas eran partidarios de hacer una interpretación generosa del Reglamento del Congreso, una opción que sólo contaba con el rechazo de Ciudadanos. A esto hay que añadir el apoyo estratégico clave de siete diputados de CDC a la Mesa de Congreso, pactada entre el Partido Popular y Ciudadanos. Todo apuntaba entonces, según esto, a que el PP se abstendría para devolverles el favor a los nacionalistas. ¿Qué ha ocurrido? Muy sencillo. Frances Homs, portavoz del partido, quería grupo parlamentario. Es decir, recibir 45.000 euros mensuales, posibilidad de contratar asesores y, lo más importante, cámaras y micrófonos, más protagonismo en los grandes debates parlamentarios. Pero al que no convence la idea de pactar con Madrid es a Artur Mas. Y desde el PP dudan de que la lucha entre ambos se decante del lado de Homs, y Convergència vuelva a ser un partido moderado. La reciente resolución del Parlament, suspendida por el TC, y que marcaba la hoja de ruta hacia la desconexión con España, es lo que parece haber despejado las dudas al PP. Daniel Esparza