El pasado 9 de marzo, el Consejo de Ministros aprobó el rescate de Duro Felguera por parte de la SEPI, que ascendía a 120 millones de euros (30 millones en una ampliación de capital, 70 millones en un préstamo participativo y 20 millones en un préstamo ordinario), pero no era la panacea ni solucionaba todos los problemas. Ahora la SEPI ha forzado a la banca acreedora a desbloquear la situación y se discuten las condiciones, mientras la ingeniera asturiana lo celebra en bolsa: la cotización sube un 7%, acumulando una revalorización del 83% en lo que va de año.
Recuerden que para que se aprobara el rescate hubo un acuerdo previo con la banca acreedora para una línea de 80 millones en avales, de los que el 70% estarían avalados por la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce). Asimismo, el rescate establecía, entre otras condiciones: la reestructuración de la deuda pendiente, la incorporación de dos consejeros designados por la SEPI y la designación por mutuo acuerdo de las partes de un nuevo consejero delegado.
Según El Confidencial, la letra pequeña cambió y la SEPI ofrecía unos 40 millones iniciales y los 80 millones restantes si se encontraba un inversor antes del 30 de junio. Algo que no gustó a la banca ni tampoco que se le exigiera el repago de unos 30 millones deuda anterior, pero ante las fuertes presiones, algunos apuntan a que ha cedido y liberará las garantías necesarias para que la ingeniería asturiana no entre en concurso de acreedores.
Paralelamente, el que podría tener las horas contadas sería el CEO, José María Orihuela, que llegó a perder la confianza de la banca acreedora hace unos meses, y ya ha empezado a sonar el nombre de su posible sustituto: Jaime Argüelles, que llegaría desde la papelera chilena CMPC y que fue director general de Ence. Eso sí, Orihuela no se iría de cualquier forma, sino con una indemnización que sería, como mínimo, de 1,3 millones.