Este miércoles, Siemens ha celebrado su Junta General de Accionistas de forma virtual, donde se ha producido el fin del mandato de Joe Kaeser como presidente y CEO, y la toma del relevo por parte de Roland Busch. Kaeser ha llevado las riendas del gigante industrial alemán durante los últimos siete años, periodo en el que los ingresos han caído en 18.743 millones de euros.
En concreto, Siemens facturó 75.882 millones en el ejercicio fiscal 2013 (octubre 2012 a septiembre 2013), lejos de los 57.139 millones del último ejercicio (octubre 2019 a septiembre 2020). Por su parte, el beneficio neto ha pasado de 4.409 millones a 4.030 millones, lo que supone una reducción de 379 millones en el mismo periodo. Eso sí, el rendimiento total para los accionistas ascendió a más del 136% .
A pesar de las cifras, Kaeser ha presumido: “Cuando asumí el cargo de presidente y CEO, dije públicamente que yo, personalmente, respondía por asegurarme de que la próxima generación heredase una mejor empresa. Esta era mi responsabilidad. Esta era mi promesa y ha llegado el momento de transferir la empresa a la próxima generación”. “En una era de rápida transformación tecnológica, la nueva Siemens AG necesita una persona a su cargo que tenga un profundo conocimiento de las tecnologías digitales y un alto nivel de competencia en implementación. Para mí, esa persona es Roland Busch”, ha añadido.
Con ‘Vision 2020+’, Kaeser y su equipo apostaron por transformar el conglomerado de Siemens en tres empresas poderosas y con foco: Siemens AG (negocio digital, infraestructuras inteligentes y movilidad), Siemens Healthineers y Siemens Energy
Kaeser (63 años) ha trabajado en total más de 40 años en Siemens y ahora se convertirá en presidente del Consejo de Supervisión de Siemens Energy (el negocio energético que se escindió hace unos meses y que es dueño del 67% de Siemens Gamesa). Con ‘Vision 2020+’, Kaeser y su equipo apostaron por una estrategia para transformar el conglomerado de Siemens en tres empresas poderosas y con foco: Siemens AG (negocio digital, infraestructuras inteligentes y movilidad), Siemens Healthineers y Siemens Energy. En estas dos últimas se apostó por el ‘esquema Villalonga’ (el que puso en marcha Juan Villalonga cuando presidía Telefónica, considerando que las partes valen más que el todo) con su escisión y respectiva salida a bolsa: la primera en 2017 y la segunda, el pasado septiembre. Además, ha vendido su filial de sistemas mecánicos y eléctricos, Flender, al fondo estadounidense Carlyle (dueño del 38,5% de Cepsa) por 2.025 millones y su división de salud (Siemens Healthineers) ha comprado Varian, líder del mercado mundial en terapia contra el cáncer, valorado en más de 13.300 millones.
Paralelamente a la Junta, el gigante industrial alemán ha dado a conocer los resultados de su primer trimestre fiscal (octubre a diciembre): ha ganado 1.498 millones (+38%), ha facturado 14.100 millones (+7%) y los pedidos han crecido un 15%, a 15.900 millones, impulsados por Movilidad. El Ebita ajustado de los negocios industriales ha subido un 39%, hasta 2.100 millones, pese a los vientos en contra en los tipos de cambio. Unas cifras que le han permitido mejorar sus previsiones para el conjunto del ejercicio fiscal 2021: espera un beneficio de entre 5.000 y 5.500 millones.
UGT pide a Siemens Energy que “deje de considerar a nuestros trabajadores como “empleados de segunda” y a nuestras plantas como susceptibles de poder ser deslocalizadas sin tener en consideración criterios de productividad o rentabilidad”
De cara a España, conviene recordar que no se librará de la supresión de 7.800 empleos (casi el 12% de la plantilla) que ha anunciado Siemens Energy el 2 de febrero: aquí emplea a 4.960 (260 de forma directa y 4.700 a través de Siemens Gamesa. La Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT ha denunciado una estrategia de reestructuración permanente desde hace tres años, con el cierre de cuatro plantas (Miranda de Ebro en 2018; Aoiz, Somozas y Cuenca en los últimos meses) y por ende, despidos, que también afectan a las oficinas. El sindicato a exigido al gigante industrial alemán las mismas condiciones que Siemens Energy ha pactado en Alemania con el sindicato alemán IG Metall el pasado 29 de enero, antes de que se conociera el recorte de empleos: mantenimiento de todos los centros de trabajo, ajustes laborales vía medidas voluntarias previas a posibles despidos operativos, asegurar a los estudiantes en formación que tras ese periodo tendrán un contrato indefinido. UGT FICA ha pedido a Siemens Energy que “deje de considerar a nuestros trabajadores como “empleados de segunda” y a nuestras plantas como susceptibles de poder ser deslocalizadas sin tener en consideración criterios de productividad o rentabilidad”.