El gigante alemán Siemens ha ganado 1.014 millones en el primer trimestre de su ejercicio, del 53,7% menos, a lo que se une al débil aumento de los ingresos por ventas (+1,5%, hasta 25.172 millones) y una caída del 6,3% en el resultado de su actividad industrial (2.068 millones). Malos resultados, en definitiva, por debajo de las previsiones, y a pesar de la reestructuración de Joe Kaeser, consejero delegado (en la imagen).
Si bien es cierto que hace un año hubo un impacto positivo, ahora ausente, por la reforma fiscal de Trump y por la venta de su participación en Osram (437 millones), la penalización al resultado llega por la caída del Ebitda en el negocio industrial, debido al importante revés en dos divisiones importantes, la Energía y Gas y la de Gestión de Energía.
Joe Kaeser no disimula su enfado el posible veto de la Comisión a la fusión con Alstom: son “tecnócratas atrasados”
Hay una cara más amable, no obstante, en la entrada de pedidos, que crece un 12%, hasta 25.172 millones, sobre todo en la división de Movilidad. A ese renglón se ha agarrado Kaeser para mantener las previsiones para el ejercicio, con un margen de beneficio de entre el 11 y el 12% en el negocio industrial, de acuerdo con la nueva estructura organizativa, y un beneficio por acción de entre 6,3 y 7 euros, sin tener en cuenta las indemnizaciones por despido.
Siemens está pendiente, en paralelo, del pronunciamiento el 18 de febrero de la Comisión Europea a la fusión con Alstom para crear un gigante ferroviario europeo. Las objeciones son grandes por el riesgo de monopolio.
Justifica las pocas esperanzas de Kaeser, que no ha ocultado sus críticas a “tecnócratas atrasados”. Si avanza, podría cerrar la operación en el primer semestre. El problema no es otro que el coste que esté dispuesto a pagar si las últimas concesiones a Competencia no son suficientes.