El cardenal Camillo Ruini, quien fue Vicario de la Diócesis de Roma y, durante 16 años, presidente de los obispos italianos, afirmó que la posible ordenación sacerdotal de diáconos casados sería un error, y aseguró que la posibilidad de que un sacerdote casado se divorcie sería un fracaso, recoge Aciprensa.
En una entrevista concedida al diario italiano Corriere della Sera, el Cardenal Ruini reflexionó sobre algunos puntos polémicos del reciente Sínodo de la Amazonía.
Reconoció que “en la Amazonía, y también en otras partes del mundo, hay una grave carencia de sacerdotes, y las comunidades cristianas se ven con frecuencia privadas de la Misa”. En ese contexto, “es comprensible que haya una demanda de ordenar sacerdotes a diáconos casados, y en ese sentido se orientó la mayoría en el Sínodo”.
Sin embargo, en su opinión, “se trata de una opción equivocada. Y espero y rezo para que el Papa, en la próxima Exhortación Apostólica post-sinodal, no la confirme”.
Indicó que se trataría de una medida equivocada porque, por un lado, “el celibato de los sacerdotes es un gran signo de dedicación total a Dios y al servicio de los hermanos, especialmente en un contexto erotizado como el actual. Renunciar a él, incluso si es de forma excepcional, sería una cesión al espíritu del mundo que trata siempre de introducirse en la Iglesia y que difícilmente se limitaría a casos excepcionales como el de la Amazonía”.
El celibato de los sacerdotes es un gran signo de dedicación total a Dios y al servicio de los hermanos, especialmente en un contexto erotizado como el actual"
“Y, por otro lado, hoy el matrimonio se encuentra profundamente en crisis: los sacerdotes casados y sus consortes quedarían expuestos a los efectos de esta crisis, y sus condiciones humanas y espirituales no podría no resentirse”.
A la pregunta de si un sacerdote divorciado sería un fracaso, su respuesta fue tajante: “Así es”.
Durante la entrevista, el Cardenal Ruini también expuso su experiencia con el celibato. “Vivir el celibato no me ha sido fácil: es un gran don que el Señor me ha dado. Sin embargo, no he padecido el peso de no tener hijos, quizás porque he tenido el afecto de muchos jóvenes. En cuanto a la falta de una familia propia, estoy muy unido a mi hermana Donata y tengo la fortuna de vivir con personas que para mí son como una familia”.
Ante la pregunta de cómo combatir la falta de vocaciones, “la respuesta decisiva es una sola: nosotros, cristianos, y en particular nosotros, sacerdotes y religiosos, debemos tener a Dios más cerca en nuestra vida, llevar una vida más santa y pedir todo esto a Dios en la oración. Sin cansarse”.
El periodista también planteó al Cardenal sobre el riesgo de un cisma en la Iglesia debido a las tensiones entre cardenales que piden al Papa que sea más reformista y purpurados que le piden ser más conservador. El Cardenal Ruini negó que exista ese riesgo: “Espero que no con todo mi corazón”. “La unidad de la Iglesia es un bien fundamental y nosotros, los obispos, en unión con el Papa, debemos ser los primeros partidarios”.