La guerra de Siria ocupó buena parte de los espacios informativos durante un tiempo, casi siempre para atacar al presidente sirio Bashar Al Assad, que aunque es un dictador, al menos respetaba la libertad religiosa de los cristianos frente a los rebeldes musulmanes que pretendían arrebatarle el poder. La guerra se inició en Siria tras las protestas antigubernamentales de 2011.
Pues bien: aunque ya casi no es noticia en Occidente, la guerra de Siria no ha terminado, según cuenta en una entrevista a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Mons. Antoine Audo, obispo católico caldeo de Alepo, y en la que aborda el presente y futuro de los cristianos sirios.
“La guerra no ha terminado todavía, especialmente en Idlib, cerca de Alepo, y en la región de Jazira, al noreste de Siria. La violencia en la parte septentrional afecta a toda Siria y el pueblo sirio está sumido en la miseria”, afirma Mons. Antoine Audo.
Preguntado acerca de por qué cree que la comunidad internacional se ha olvidado de Siria, responde: “Las grandes potencias han logrado lo que buscaban, el debilitamiento del estado sirio, la explotación del petróleo por parte de los estadounidenses en la región de Jazira y el establecimiento de los turcos en nuestro país, en Idlib y en la región de Jazira. La economía siria ahora está completamente destruida y el pueblo sirio empobrecido de forma brutal”.
La economía siria ahora está completamente destruida y el pueblo sirio empobrecido de forma brutal
En ese sentido añade que “la reconstrucción avanza tímidamente: se nota en tiendas y zocos en el casco antiguo de Alepo, también en algunas viviendas. Pero el grave problema de la falta de electricidad y combustible impide un verdadero arranque de la economía y la reconstrucción”.
Respecto a las familias cristianas que regresan a Siria, apunta que “el retorno depende de las regiones y de la situación económica del país de origen. El actual regreso del Líbano es debido a la crisis económica. En Alepo no tenemos un fenómeno masivo de retorno. Tal vez se dé más en el litoral”.
E inquirido acerca del futuro de la comunidad cristiana en Siria, responde: “Hacemos todo lo posible como responsables de la Iglesia para mantener nuestra presencia, prueba de ello es la reconstrucción de iglesias, viviendas y escuelas en toda Siria y, especialmente, en Alepo, también con la ayuda de la fundación ACN. Nuestro futuro, incluso siendo una minoría, depende de que seamos una Iglesia viva y fiel a la gracia recibida a través del bautismo".