Los resultados de la investigación del fiscal Robert Mueller no significan que Trump sea culpable, sino que Mueller quería pillarle. De hecho, lo que Mueller concluye es que Trump es inocente.
Dos conclusiones que, por otra parte, ya sabíamos. Robert Mueller no encontró delitos en el objeto de investigación: que Trump hubiese colaborado con los rusos para vencer a Hillary en las elecciones de 2016.
Pero, como a algo tenía que agarrarse don Robert, se ha agarrado a que Trump es inocente de delito, de acuerdo, pero intentó boicotear a la justicia, o sea, a él, para que no pudiera investigar.
Yo pensaba que era justamente eso lo que intentan los acusados en todo proceso: defenderse de las artimañas de la acusación con artimañas de la defensa.
Al tiempo, hay dos tipos de titulares en los medios: los unos dicen que Trump no cometió delito, que es la noticia; otros, como El País, obsesionado con Trump, se quedan con el matiz de la noticia y titulan con él: Trump interfirió en la investigación del fiscal. Insisto: no se puede hablar de que alguien interfiere en una investigación cuando ese alguien es el acusado y cuando quien le acusa de interferencia… es el fiscal.
Por cierto, Mueller y El País saben que, con ese matiz acusatorio, pueden hacer más daño a la carrera política de Donald Trump que si se hubiese demostrado el delito mayor del objeto de la causa. Pero se trata de una pura casualidad, naturalmente.
Además, Mueller es mucho mas sensato en su odio a Trump que sus colaboradores mediáticos: no ha encontrado pruebas de delito, pero asegura que podría encontrarlas en un futuro. Es más, no dice que Trump bloqueara su investigación; sólo que intento bloquearla. Esto es: una rabieta de fiscal fracasado pero que, ojo, respeta los hechos. Los otros, por ejemplo, El País, simplemente los manipulan.
Habrá que recordarle a El País y compañía lo de El Padrino: “No odies a tu enemigo o, no podrás juzgarle”.