Ocurrió el lunes, en A3 TV, 24 horas antes de que Mariano Rajoy diera a conocer su decisión de retirarse. García Margallo le soltaba a la periodista que le entrevistaba sobre quién controlaría el grupo parlamentario, al parecer Sáenz de Santamaría, la siguiente andanada: “yo haré todo lo posible para que no sea así”. Me encantan estos setentones (73 abriles): funcionan sin filtro.
José Manuel García Margallo, ex ministro de Exteriores del Gobierno Rajoy, probablemente sea la cabeza mejor amueblada con la que haya contado Rajoy en todos sus gabinetes. Ocurre que, además de inteligente y capaz, es hombre vanidoso, amén de poco pelotillero con su jefe de filas, don Mariano, papel que la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ejecuta a las mil maravillas.
Y si no salimos de esos nombres, el PP continuará siendo un partido de derecha tibia y acomplejada
Pues bien, ahora mismo, aún sin iniciarse la carrera por la sucesión, resulta que la ha binomio con posibilidades: Ana Pastor y García Margallo. Enfrente estaría, precisamente, Soraya Sáenz de Santamaría, quien ya envió al Congreso a su jefe de Gabinete, la mayor conspiradora del reino, María G. Pico, sin acento. Es decir, la mujer que se ha encargado de filtrar todas las noticias que podrán perjudicar a García Margallo. O sea, al rival de su Vice.
Ana Pastor ha fortalecido su figura en el Congreso de los diputados y ya tiene experiencia en pelear por el poder. De la mano de Margallo, casi exigieron a Rajoy que les nombra vicepresidentes y prescindiera de Soraya. No lo consiguieron y, además, Margallo inició una deriva que le llevó a la expulsión del Gabinete. Rajoy le hizo lo mismo que Pujol decía a quienes iba a laminar: “Su inteligencia le perderá”.
Soraya, con pocos amigos en Génova, intentará fortalecerse con sus acólitos del Gobierno saliente y, sobre todo, en el grupo parlamentario.
Sobre todo si gana la progre Soraya o el hombre de la ideología de género y el homomonio, Núñez Feijóo
Pero no se olviden del mejor situado a día de hoy: el gallego Alberto Núñez Feijóo. Ahora mismo, lidera la comunidad autónoma más importante del PP. Eso sí, su proyección nacional es escasa.
Pero no lo duden, si el sucesor de Rajoy saliera de estos cuatro políticos, el PP seguiría siendo derecha tibia y seguirá chantajeando a los católicos, con la famosa idea: sólo puedes votarme a mí, muchacho creyente. Sobre todo si la sucesión recae en la muy progre Soraya y en el ultraprogre Feijóo, uno de los grandes partidarios de la ideología de género y del matrimonio homosexual. La ventaja es que en Galicia se quema uno menos que en Madrid.
No es broma, hubo un momento en que Feijóo no se perdía ningún homomonio de los militantes peperos de Galicia.