Es una confluencia de intereses. Pablo Iglesias está en manos de Pedro Sánchez y Pedro Sánchez en manos de Pablo Iglesias. Ambos carecen de principios pero coinciden en su obsesión por el poder. Y ambos se convierten en bichos venenosos si creen que pueden perder ese poder.
Podemos y PSOE han encontrado una fórmula que los progres siempre han explotado bajo distintas formas. Puede definirse así: el que no concilia conmigo es raro y peligroso. Concretado ahora mismo: la derecha es ultraderecha y el católico es ultracatólico. Esta segunda, e igualmente falsa analogía, no es menos importante que la primera, sino mucho más. España ha dejado de ser católica pero no para pasarse a la indiferencia sino al anticlericalismo. En España, el término medio acerca de Dios no sirve. En España, a Cristo o se le ama o se le odia.
Los dos líderes de izquierda sólo tienen una idea: permanecer en el poder
El juego del binomio Sánchez-Iglesias consiste en eso: Sánchez y sus ministras-monaguillo, como Carmen Calvo o Dolores Delgado, repetían ayer miércoles, aquello de la ultraderecha, y el hortera del presidente del Gobierno le lanzaba a Pablo Casado este mensaje: “Céntrese”.
La razón de estos aspavientos es simple: la estrategia, tanto de Iglesias como de Sánchez, es que la gente entiende que los moderados son ellos –tiene bemoles la copla- mientras la derecha es ultraderecha y el católico es ultra-católico. Para concluir: que todo el que se me oponga es un ultra.
Así que, ¿alguien puede creer, dada esta confluencia, que Podemos y PSOE no iban a llegar a un acuerdo sobre los Presupuestos Generales del Estado? Por supuesto que sí. Todo lo que venido escenificando no es más que el tinglado de la antigua farsa: un paripé para alimentar una diferencia ideológica que no existe. En ambos casos, PSOE y Podemos, la ideología brilla por su ausencia y las ideas son los tópicos del momento.
En España, a Cristo o se le ama o se le odia. Existe el voto católico… y el anticatólico
Y más: Sánchez sabe que es esclavo de Iglesias e Iglesias sabe que depende de Sánchez para sobrevivir.
Y por cierto, aunque más complicado, porque los independentismos catalán y vasco tienen algo de majaderos, la misma táctica se impone con el separatismo de la antigua Convergencia o con el del PNV. Ellos no son fachas, tampoco comunistas sino moderados. Los otros son ultras.
La parte positiva es la subida del SMI desde los 750 hasta los 900.
Ahora bien, el acuerdo de madrugada entre PSOE y Podemos tiene algo positivo: la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta los 900 euros, desde los 750 actuales. Eso es bueno, efectivamente, los salarios bajos en España son muy bajos. El resto de lo que se va sabiendo... ¡Ay madre!