- Lo previsto es que nadie entre en prisión.
- Un fallo bastante político: ahora no es el momento de jugar con la Marca España.
- Y eso que los casos de corrupción continúan al alza. Y eso sí hace más daño.
- En cualquier caso. Los acusados ya han sufrido pena de telediario y ridículo público.
- Y han quedado inhabilitados de hecho: su carrera profesional terminó.
- Instrumento jurídico previsto: las black eran gastos de representación.
- Lo que sí es cierto es que las tarjetas negras eran una nonada si lo comparamos con los créditos dolosos.
Fuentes jurídicas relacionadas con el caso hablan de que el fallo de las
tarjetas black, el más mediático de los últimos tiempos, va a convertirse en una fruslería. Lo previsto, según esas fuentes es que nadie acabe en la
cárcel aunque, eso sí, ya han sufrido la pena de telediario y de abucheo público.
Es decir, los agraciados no terminarán en prisión. Eso sí: ya pueden dar por pérdidas sus
carreras profesionales, tras haber sufrido acoso -y pitorreo- público.
Ahora bien, el motivo que se alega es que la
Marca España no puede sufrir más. Motivo un tanto ridículo por cuanto los casos de corrupción (ahora el
3% catalán) continúan dando que hablar y eso sí que daña la marca España.
Si entramos en el fondo de la cuestión, el asunto estriba en que el fallo alega que estamos hablando de unas tarjetas que eran
gastos de representación. En efecto, lo eran. Hubo abusos, pero lo eran. Y lo tienen todas las grandes empresas.
Dicho esto, lo cierto es que, comparado con otras vías oscuras de la
crisis bancaria, las
black son una nonada, una fruslería, cuantitativa y cualitativamente.
Por ejemplo, si se les compara con los
créditos dolosos. Por
créditos fallidos, dolosamente fallidos, es por lo que quiebran los
bancos (y tenemos que salvarlos entre todos los contribuyentes) y por lo que se enriquecen los
banqueros, no comprando ropa interior o pagando una mariscada… aunque esto último fastidie mucho.
Sentencia blanda y un pelín interesada.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com