En el remozado Hotel Ritz, almorzaban días atrás dos expresidentes de Telefónica y un exCEO: Juan Villalonga, César Alierta y Fernando Abril-Martorell. Es entonces cuando César Alierta, actual presidente ejecutivo de la Fundación Telefónica eleva la voz y, sin ninguna oposición por parte de sus dos comensales, comienza a poner como no digan dueñas al actual presidente, José María Álvarez-Pallete. Lo más suave: desagradecido. El tono de voz se eleva, incluso se aproxima Félix Revuelta, el hombre de Naturhouse, presente en una mesa próxima, quien intenta cambiar de tercio sin mucho éxito.
Alierta está escocido porque ha perdido mucho dinero en Telefónica con la caída de la cotización y Pallete se ha negado a otorgarle ningún trato de favor… como es su obligación. Y el ex hace responsable a Pallete de la escasa valoración de la compañía y de la merma de su inversión.
El socialista Javier de Paz cada día copa más poder en Telefónica. No sólo preside la Comisión de Nombramientos sino que está en Movistar+ y aún sigue empeñado en presidir Prisa, vía Telefónica, y en arreglar, el solito, el problema catalán
En cualquier caso, ¿qué hacía un trío como el citado en un momento en que Abril-Martorell ha sido echado de Indra por el Gobierno y cuyo prestigio se ha disparado desde que el mercado castigó la capitalización de Indra por la cacicada de Moncloa?
No es un secreto que el ex de Indra siempre ha suspirado por un regreso a Telefónica y que si alguien puede presumir de conocer bien la casa es él. Y sí, es cierto que Alierta le echó, pero también lo es que le acomodó en Indra tras un pacto de Telefónica con el Gobierno Rajoy: Javier Monzón a la calle.
Los madrileños no son muy lenguaraces, considerando que cada vecino de la capital sólo tiene una lengua y no cuatro, como pudiera parecer a tenor de las chafarderías que circulan. El incidente del Ritz fue publicado en El Confidencial y entonces ocurrió aquello: alguien, por ejemplo Villalonga y Martorell, ambos amigos de José Antonio Sánchez, hombre fuerte del digital, consiguieron que El Confidencial levantara la información. Pero el asunto ya se había convertido en la comidilla del todo Madrid.
Por tanto, la primera oposición a Pallete es la vieja Telefónica. El trío formado por Villalonga, un hombre que sigue teniendo influencia en el relevante mundo de los fondos de inversión, Cesar Alierta, sin duda un gran presidente de Telefónica y el hombre que eligió a Pallete como sucesor, más Abril-Martorell, que aún no piensa en la jubilación, conforman un grupo potente con influencia en los mercados y en los medios.
Y no olvidemos el detalle de que Alierta todavía está en la Fundación Telefónica.
No son los únicos adversarios de Pallete, ni Martorell es el único que aspira a su puesto. El segundo, con no menos poder y en la columna vertebral de la compañía, es el grupo socialista de Telefónica, quien tiene como líder al socialista, íntimo de Rodríguez Zapatero y empeñado en mantener las mejores relaciones con Pedro Sánchez, Javier de Paz. Pero, habría que añadirle un buen puñado de ejecutivos y sobre todo de próximos.
Javier de Paz es temido en el corporativo. Puede quitar y poner cargos pero, sobre todo, exige fidelidad, no al presidente, sino a sí mismo
El más importante de todos ellos es Miguel Barroso, ahora jefe ideológico de Prisa… que ha logrado cabrear a su socio, Javier de Paz, justamente por eso: porque De Paz aún ahora continúa aspirando a presidir Prisa… gracias al 10% que en su capital mantiene la operadora. Y resulta que no: ahora quien manda en El País y la Cadena SER es Barroso.
Y como presidente de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones, Javier de Paz es hombre temido. Se ha convertido en un filtro para llegar al presidente… o para no llegar.
En resumen, los ‘ex’ Alierta y Villalonga disponen del presidente saliente de Indra como un recambio para Álvarez Pallete si surge la oportunidad.
El socialista Javier de Paz cada día copa más poder en Telefónica. Se ha auto-arrogado la interlocución con Moncloa. Antes presidía la Comisión de Nombramientos y Retribuciones, ahora está en el Consejo de la poderosa Plataforma de TV de la operadora y aún sigue empeñado en presidir Prisa, vía Telefónica, y en arreglar, él solito, el problema catalán y vendérselo a Iván Redondo como un logro. En serio: no exagero nada.
Javier de Paz es temido en el corporativo de Telefónica hasta por los más alto ejecutivos. Puede quitar y poner cargos pero, sobre todo, exige fidelidad, no al presidente, sino a sí mismo.
Eso sí, insisto, no ha conseguido domeñar a Miguel Barrooso, antiguo portavoz de Zapatero, quien le ha pisado su influencia en PRISA. En El País y en la Cadena Ser, habrá que repetirlo para entender lo que ocurre hoy en los medios, el jefe ideológico es Barroso, no Javier de Paz. Ambos socialistas, “Smart people” de Iván Redondo, andan ahora a la greña pero coinciden en algo: ambos hablan de Telefónica como si fuera propiedad suya… y ambos mantienen relación estrecha con el inquietante -“comunista y anticlerical”- Jaume Roures.
Los ‘McKinsey’, como se les conoce en el Distrito C, no están devolviendo con lealtad la confianza que Pallete les otorgó. Retengan estos dos nombres: Rosauro Varo y Sergio Oslé
Javier de Paz no es hombre que deje nada al azar. Así, en el Distrito C continúa el pitorreo por cierta instantánea donde puede verse a De Paz, un modelo de deportista, practicando el ‘jogging’ con su presidente, Álvarez-Pallete, un loco del atletismo. ¡Lo que hay que hacer para mantenerse arriba, don Javier! Es el mismo consejero que se ha ido de vacaciones con su señora y el matrimonio Pedro J. Ramírez-Cruz Sánchez, por las aguas de la bella Sicilia. Y es que De Paz está convencido de que el mejor controlador de El País como órgano oficial del Sanchismo sería el versátil Ramírez. Sólo que Iván Redondo no está de acuerdo.
Al igual que su amigo y exvecino, Rodríguez Zapatero, De Paz está convencido de que a Pedro José hay que “matarle a besos”.
Tercer enemigo más o menos potencial de Pallete: los ‘McKinsey’, como se les conoce en el Distrito C, que no están devolviendo con lealtad la confianza que Pallete les otorgó. Retengan estos dos nombres: Sergio Oslé, conocido como “power point”, y Rosauro Varo. Pero los McKinsey son más y situados en puestos clave de la compañía.
Oslé, otro amigo de Roures, de Pallete y del conjunto de los españoles, dirige la plataforma de televisión que ‘los Migueles’ (José Miguel Contreras y Miguel Barroso) querían convertir en Prisa TV, la nueva Sexta, al servicio de Moncloa. Al tiempo, es el CEO de Telefónica de España, muy a pesar del presidente, Emilio Gayo, a quien ha expulsado de Movistar+ y sustituido por Javier de Paz.
Pero ojo, don Sergio, las suscripciones al paquete estrella de telefonía y TV no van como debieran. Quiso usted controlar Telefónica de España y ahora tendrá que dar cuentas de sus resultados… y “lo que no son cuentas son cuentos”, como sentenciara Emilio Botín. Entre el Vídeo y Telefo-Spain, un malvado del centro corporativo me habla ya del ‘Agujero Oslé’.
A Pallete, con otros nombres, se le puede dar el mismo consejo que debió recibir en su día su antecesor, César Alierta: de mis amigos líbreme Dios que con mis enemigos me basto yo.
Y lo cierto es que Pallete es uno de esos presidentes que navega solo, más reconocido fuera que dentro de la compañía y de su área de influencia. ¿Curioso? No, lógico. Pero el espacio exterior nunca nombra presidentes, en tal caso los destituye. Los de dentro, pasados o presentes, sí que lo hacen.