Decíamos ayer que el coronavirus nos lleva directamente al guerracivilismo, donde la bandera oficial de España se ha convertido en un objeto de batalla, no ya en Barcelona, sino también en Madrid. Pues bien ayer, en Moratalaz -barrio obrero de Madrid- ya se produjo el primer incidente. Uno de los asistentes que protestaba contra la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez, fue atacado por izquierdistas -contrarios a la celebración de la cacerolada-, aún sin identificar, que le abrieron una brecha en la cabeza.
El guerracivilismo crece con otra prórroga en el arresto domiciliario: el nacionalismo burgués vasco (PNV) vuelve a salvar al frentepopulista Sánchez, al igual que en la moción de censura y en la investidura
Recuerden: el ministro Marlaska echa a la policía contra los manifestantes anti-Sánchez con continuos controles, mientras el vicepresidente Pablo Iglesias utiliza la TV publica, su televisión, para amenazar a la derecha… y horas después sus seguidores, afiliados o simples simpatizantes de Podemos, que probablemente nunca lo sabremos, se encargan de abrir alguna cabeza a los “irresponsables, incívicos e insolidarios” fascistas, culpables de traernos la muerte por coronavirus.
En otras palabras, el enfrentamiento político ya está degenerando enfrentamiento civil. La Razón ha publicado un vídeo que muestra los hechos aunque no los explica. No se preocupen: la policía se encargará de que nunca se aclaren del todo.
Hacia el autoritarismo: las mascarillas, hasta ahora opcionales serán obligatorias y… objeto de sanción y multa
En cualquier caso, la criminalización que los socialistas han fabricado respecto a los manifestantes pacíficos contra el absurdo confinamiento sanchista ya ha derivado en enfrentamientos en las calles: ya empezamos.
En cualquier caso, el guerracivilismo crece con la nueva prórroga, de 15 días, en el arresto domiciliario decretado por Pedro Sánchez. Y ojo, porque no ha sido Ciudadanos sino el nacionalismo burgués vasco (PNV) quien ha vuelto a salvar a Sánchez en el Congreso. Al final, la prórroga salió, a última hora de la tarde del miércoles en el parlamento, por 177 votos a favor, 162 en contra y 11 abstenciones.
Mientras, el PSOE rectifica en horas en su pacto con los proetarras de Bildu por la reforma laboral
El voto del nacionalismo vasco resultó casi decisivo. Y ojo, porque sin la traición del PNV a Mariano Rajoy, Pedro Sánchez no hubiera llegado a la Presidencia ni habría obtenido la investidura (aunque aquí también colaboró el otro separatismo, el catalán).
Y recuerden: el Gobierno Sánchez ha fracasado en su lucha contra el coronavirus, con España a la cabeza del mundo en infectados y en muertos por habitante, pero, además de que la propaganda gubernamental se empeñe en presentarlo como un éxito, el estado de alarma no se pergeñó contra el Covid, sino a favor de un régimen totalitario, de corte bolivariano.
De crisis en el Gobierno, nada de nada. No se engañen; Sánchez está feliz con Pablo Iglesias: es su coartada
Caminamos hacia el autoritarismo. Más ejemplos: las mascarillas, hasta ahora opcionales serán obligatorias y… objeto de sanción y multa. ¿Comprenden?
Mientras, las chapuzas de Sanchinflas continúa: el PSOE rectifica en pocas horas -noche del miércoles- su pacto con los proetarras de Bildu por la derogación de la reforma laboral del PP. A las 19,00 horas del miércoles prometía derogar de urgencia la totalidad de la reforma laboral del PP, que abrió un cierta esperanza contra la rigidez de un mercado laboral como el español, principal causa del disparado paro crónico vigente en España. Luego rectificó porque la vicepresidenta Calviño advierte que con el maltrato fiscal que prepara el Gobierno y con la vuelta a la rigidez laboral, el dinero huirá de España. No el dinero de los fondos, sino el dinero de los españoles con dinero.
Por cierto, de crisis en el Gobierno, nada de nada. No se engañen; Sánchez está feliz con Pablo Iglesias: es su coartada para justificar los extremismos continuos del sector podemita que luego él un estadista europeo, corrige y modera. A Pedro le viene muy bien tener a Pablo sentado en el Consejo.
Y comienza otro ataque contra el Valle de los Caídos, es decir, contra los católicos: convertir la cruz en un obelisco masónico
Y no se olviden que todo este radicalismo guerracivilista en el que vive Moncloa tiene por motor principal la cristofobia, un anticlericalismo feroz. Así, ya ha comenzado, tal y como estaba previsto desde un comienzo, otro ataque contra el Valle de los Caídos, es decir, contra los católicos. Porque la exhumación de Franco no iba contra el cadáver de un dictador muerto hace 45 años. Se trataba de profanar una Iglesia que sirviera como modelo para la profanación general y sistemática de templos. Ahora Podemos pretende derruir la Basílica, echar a los benedictinos y derribar la cruz, a ser posible quitarle los brazos para convertirla en un obelisco, símbolo masónico.
O sea, lo que se pretendía desde un principio, a pesar de los embustes de Carmen Calvo.
Y todavía hay ingenuos que consideran imposible una nueva guerra civil en España…