- Compraron deuda de la constructora por 325 millones de euros pagando -se supone- la mitad.
- Sin embargo, no estaban dispuestos a aceptar una quita del 15% por el 30%.
- Vamos, que quería ingresar hasta el último euro.
- El juez ha castigado la codicia de Goldman y le ha condenado a pagar las costas.
- Por cierto, Goldman compró sus 325 millones de deuda de FCC desde Luxemburgo. Curioso.
- ¿Y si con estas prácticas, pelín codiciosas, Goldman hubiese hundido al prestatario, es decir, a FCC? Eso no es problema de Goldman.
La historia es ésta:
Carlos Slim se hace con el control de
FCC mediante un proceso de ampliaciones de capital pero exigiendo a los acreedores una quita que en principio se ha cifrado en el 15%.
Reducir la deuda era vital para mantener a flote una empresa que da trabajo a 60.000 empleados pero ahí entran en vigor los buitres de todo animal herido.
Uno de ellos, Goldman Sachs, el banco de inversión norteamericano. En primer lugar
compró deuda a los acreedores por 325 millones de euros. De esa cantidad Slim acepta refinanciar el 70% (es decir, aquí, al menos, no hay quita) mientras para el 30% restante exige el famoso 15% de rebaja. Total: 4,5%. Pues bien, casi todos los accionistas, que han comprado la deuda con un descuento de más/menos el 50%
aceptan una quita global (es decir, sobre el total de la cantidad) de ese 4,5%. Todos menos Goldman.
Los norteamericanos
se niegan en redondo y se va a los tribunales. De hecho, es lo que siempre hace el
banco buitre: con una quita global del 4,5% ya habría ganado el 45%. Si lo prefieren, centrándonos sólo en el 30%, de esos 325 millones de euros, ya habrían ganado 97,5 millones simplemente por ser ricos,
por disponer de mucha liquidez… y a costa de un negocio como el de FCC, que sí presta una labor social.
Pero no, Goldman lo quiere todo, quiere el 100 por 100.
Para demostrar su codicia,
los abogados de Carlos Slim pidieron al juez que obligara a Goldman Sachs a explicar por cuánto habían comprado esos 325 millones de euros, pero el trasparente Goldman se negó en redondo.
El juez no podía obligarle pero seguramente tuvo en cuenta el significado de esa negativa. Al final, resulta que ha dado la razón a
FCC y ha condenado en costas a
Goldman Sachs.
Por cierto, la compra de los 325 millones de euros se hizo desde dos fondos propiedad de la firma, radicados, pura casualidad, en
Luxemburgo (y una parte el propio Goldman).
No se preocupen:
el banco buitre, como los fondos buitre, no abandonarán su costumbre. El último euro, también para mí. ¿Y si asfixio al prestatario? Ese no es mi problema.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com