Como decíamos antes, lo políticamente correcto es lo que manda hoy en el mundo. Algo que se ha notado especialmente desde noviembre de 2016, cuando el republicano Donald Trump se convirtió en presidente de EEUU contra todo pronóstico. A partir de ahí, no han dejado de saltar polémicas sobre algunas decisiones del inquilino de la Casa Blanca, pero más de una -por no decir, muchas- han sido más bien noticias falsas (las famosas fake news), un concepto ligado al fenómeno de la posverdad: es decir, a la distorsión deliberada de una realidad para crear y modelar la opinión pública.
Un buen ejemplo de esto lo encontramos en toda la campaña para vincular la victoria de Trump con Rusia (ni todo es verdad ni todo es mentira, pero hay mucha exageración). Y la última muestra es la polémica por la política de tolerancia cero con la inmigración ilegal y la separación de menores de sus familias.
Pero Trump no ha hecho nada nuevo en EEUU, a pesar de todas las críticas recibidas, dicha política está basada en las que tenían los gobiernos anteriores de Barack Obama (¡sí, el progre y ‘buenísimo’ de Obama!). De hecho, muchas de las fotos de niños que han inundado estos días las redes sociales para denunciar al ‘malísimo’ de Trump son en realidad del año 2014, cuando en la Casa Blanca estaba… Obama.
Todas las fotos se este hilo son de 2014. No las vimos entonces porque la prensa estaba muy ocupada lamiéndole el culo a Obama. https://t.co/ak9q0ty66g
— Alonso (@alonso_dm) 19 de junio de 2018
Al final, el presidente de EEUU ha decidido callar la boca de todos sus críticos con la firma de un decreto que impide separar a los niños inmigrantes de sus familias, por tanto, una rectificación. Claro que no todas las imágenes son de 2014, de nuevo ni todo lo que se dice es verdad ni todo es mentira: están los testimonios, entre otros, del arzobispo de Los Ángeles. Además, Trump no sólo ha rectificado, sino que también ha utilizado a su esposa, Melania Trump: la primera dama se subió al avión que la llevaría a la frontera con México a visitar un albergue de niños inmigrantes, con una chaqueta que tenía impreso el mensaje “I really don’t care, do u?” (Realmente no me importa, ¿a ti?), generando una nueva polémica, aunque al aterrizar iba con otra prenda.
“I REALLY DON’T CARE, DO U?” written on the back of Melania’s jacket, refers to the Fake News Media. Melania has learned how dishonest they are, and she truly no longer cares!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 21 de junio de 2018
Muchos medios empezaron a criticarla y Trump no perdió la oportunidad de poner los puntos sobre las íes en Twitter: “REALMENTE NO ME IMPORTA, ¿LO HAGO?", Escrito en la parte posterior de la chaqueta de Melania, se refiere a los medios de comunicación falsos. Melania ha aprendido cuán deshonestos son, ¡y realmente ya no le importa!”. De esta forma, el presidente de EEUU quería referir que a su esposa no le importa lo que digan las noticias falsas que sacan los medios. “Es una chaqueta”, afirmó la portavoz de la primera dama, Stephanie Grisham, y añadió que “después de la importante visita de hoy a Texas, espero que los medios no elijan centrarse en su vestuario”. Pero, ya saben lo que ha ocurrido… de nuevo, lo políticamente correcto manda: y se habla, cómo no, de la ya famosa chaqueta.
Y por si fuera poco en todo este nuevo escándalo de Trump, las revistas Time y The New Yorker no han dudado en ponerle como el único malo de la película en sus portadas del próximo mes de julio. Vean y juzguen ustedes mismos.
Sin embargo, un hombre llamado Denis Valera se ha identificado como el padre de la niña hondureña que aparece en la portada de Time llorando y ha asegurado a Reuters que la pequeña no fue separa de su madre al cruzar la frontera de México con EEUU, según recoge Europa Press. De hecho, la niña y su madre, Sandra Sánchez, fueron detenidas juntas en la ciudad fronteriza de McAllen, en Texas, donde Sánchez solicitó asilo y no fueron separadas. Una versión que ha confirmado la viceministra de Relaciones Exteriores para Asuntos Consulares y Migratorios de Honduras, Nelly Jerez. Recuerden que esta niña se ha convertido en icono de la polémica migratoria de Trump, pero parece que podría ser más bien una distorisión de la realidad...