El pin parental es una iniciativa de Vox, partido que apoya al Gobierno murciando de PP y C’s, que preside Fernando López Miras. Se trata de que los padres puedan decidir que enseñanzas de ideología de género, principalmente, quieren que reciban sus hijos y cuáles no.
Sí, es eso, y debería ser una obviedad incuestionable que si los padres no quieren que sus hijos menores reciban charlas o talleres sobre homosexualidad puedan hacerlo. Pero recuerden a Chesterton: llegará un momento en que tengamos que demostrar que la hierba es verde.
Pues bien ese momento ha llegado nos toca demostrárselo a Isabel Celaá, ministra de Educación que interpuso un recurso contra el pin parental del Gobierno murciano y que, ahora, el Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJM) ha decidido archivar.
Fue una condición que, probablemente, no resultaba una prioridad para Ciudadanos y a lo peor tampoco para el PP, pero Vox ahí sí negoció bien, se mostró inflexible
Ojo: la libertad de enseñanza no depende del pin parental sino del cheque escolar
De todas manetas, el pin parental no es sino un elemento más de la libertad e enseñanza. Ésta consiste en que los padres pueden elegir la educación que se ofrece a sus hijos en las escuelas según sus convicciones, por ejemplo, religiosas. La izquierda, sin embargo, pretende que sea el Estado quien eduque a los hijos pero el Gobierno Sánchez trata de imponer la ideología de género obligatoria, quieran los padres o les repugne.
Como ven, el pin parental es algo positivo pero trabaja en negativo: sólo sirve para evitar que a nuestros menores les laven el cerebro en los colegios. Pero la libertad de enseñanza es mucho más amplia y sólo se podrá conseguir el día en que se instaure el bono escolar. Es decir, un cheque del Estado para cubrir el derecho a la educación y que los padres, con ese cheque en la mano puedan llevar a sus hijos al colegio que les plazca.
El pin parental lo han aceptado Ciudadanos y el PP. El bono escolar, sólo Vox.