Es la tercera vez que las hermanas Marta y Cristina Álvarez Guil, hijas de Isidoro ofrecen al presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno, sobrino de Isidoro, una indemnización para que abandone la Presidencia. Sólo que esta vez el asunto venía acompañado de un ultimátum: o te vas o te echamos.
Marta y Cristina Álvarez, los dos ceos, y los dos veteranos, Lasaga y Carlos Martínez: los seis consejeros que han pedido un Consejo para cesarle
¿Cómo se pude echar a un presidente de El Corte Inglés (ECI)? Pues según los estatutos, tanto para el nombramiento como para el cese se necesita la mitad más 1 del Consejo. A ver, muchacho, los papeles: son 10 vocales, con lo cual para cesar a Gimeno se precisan la mitad más uno. Es decir, seis. Pues bien, seis vocales del Consejo han solicitado al secretario, Hernández Gil, que convoque un consejo extraordinario para cesar a Gimeno. Se trata de las precitadas Marta y Cristina, de los dos ceos por ellas impulsados (Víctor Pérez y Jesús Nuño de la Rosa), más los dos directivos más veteranos, octogenarios: Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echavarría.
Naturalmente, como ya adelantara Hispanidad, si logran echar a Dimas se ofrecería el cargo a Manuel Pizarro, el único consejero independiente, sólo que él, como Dimas Gimeno, pondrá condiciones.
En medio de toda esta melé, la auditoría del inquietante Cernuda
¿Y por qué dos veteranos como Lasaga y Echavarría, ajenos a la propiedad, quieren echar al hombre que Isidoro Álvarez dejara como presidente? Pues por medio anda, cómo no, la auditoría de seguridad del inquietante jefe de Seguridad (que no lo es oficialmente, pero lo sigue siendo) Juan Carlos Fernández-Cernuda. Muchos en El Corte Inglés temen a esa auditoría y otros pretenden que E&Y haga un trabajo de mero aliño.
Y ojo: el Gobierno Rajoy exige estabilidad en una empresa de 130.000 trabajadores
En cualquier caso, las hermanas Álvarez Guil ya tienen seis votos para cesar a Dimas. Ahora bien, Gimeno lo tiene claro: ya ha respondido, una vez más, y van tres, que no acepta dinero y que quiere seguir siendo presidente. Y ojo, porque tiene 30 días para convocar el Consejo y en el entretanto puede hacer muchas cosas.
Otrosí: el Gobierno Rajoy sabe lo que ocurre en los grandes almacenes y está nervioso. Por vía indirecta por el momento ya ha pedido orden y un poco de estabilidad en una empresa de la que dependen 130.000 trabajos directos.