Lo más problemático en una fusión bancaria no es la integración tecnológica ni mucho menos la eliminación de duplicidades, sino el reparto de funciones de la cúpula. En el caso que nos ocupa, también, aunque sí es cierto que el hecho de que se trate de una fusión por absorción, ayuda.
Efectivamente, la ecuación de canje será 59,5% (Unicaja) – 40,5% (Liberbank), lo que no deja lugar a dudas acerca de quién llevará la voz cantante de la nueva entidad: Manuel Azuaga será presidente ejecutivo y Manuel Menéndez, consejero delegado.
El problema, como adelantó Hispanidad, surgirá en 2022, cuando Azuaga se jubile con 75 años y dé paso a un presidente no ejecutivo, tal y como persigue el BCE. Todo el poder recaería entonces en Menéndez, a quien CCOO de Unicaja llamó cacique recientemente.
En otras palabras, los consejos de ambas entidades darán luz verde a la operación en sendos consejos de administración, el martes 29, pero dejarán sin resolver el problema. Una cosa parece clara: en el banco andaluz, en la Fundación Unicaja que preside Braulio Medel, concretamente, no están dispuestos, bajo ningún concepto, a entregar la dirección de la nueva entidad a Liberbank, tampoco en 2022. Ahora bien, necesitan un candidato que pueda asumir el mando y que, llegado el caso, esté en condiciones de disputar el puesto a Menéndez.
El actual CEO de Unicaja, Ángel Rodríguez de Gracia, podría ser ese candidato. El problema es que en 2022 tendrá 66 años frente a los 63 de Menéndez. Y, sobre todo, ¿estaría dispuesto el asturiano a jugar el papel de chairman, no ejecutivo?