- El precio máximo fijado (58 euros por acción) aumenta en 4.200 millones la primera valoración del gestor, encargada por su presidente.
- El sistema ideado por Ana Pastor estaba pensado para beneficiar a Ferrovial, Corporación Alba y el fondo TCI, a los que se dará opción de quedarse.
- Todo lo que se vende como un éxito (y lo es por la elevada demanda de títulos) es también un fracaso de la ministra de Fomento.
- La operación, con la que el Estado podría recaudar hasta 4.263 millones, se salvó gracias a la oposición de Álvaro Nadal para malvender AENA.
- Y no olvidemos: Nadal, jefe de la Oficina Económica de Moncloa, es amigo de Soraya, y Pastor del presidente Rajoy.
¿Cómo es posible que en apenas tres meses la valoración de AENA se haya duplicado, hasta el punto de dejar fuera a los tres accionistas del núcleo duro, Ferrovial, TCI y Corporación Alba? Desde el mes de octubre, en el que se paralizó la operación, la valoración ha pasado de 4.500 millones de euros -según el primer informe encargado a los bancos de inversión por José Manuel Vargas (en la imagen), presidente de AENA- a una horquilla, primero, de entre 6.225 y 8.025 millones y, después, con la nueva banda de precios, a entre 7.950 y 8.700 millones. La diferencia de precios decidida por ENAIRE y los bancos coordinadores de la OPV es sustancial, aunque deja muchos interrogantes sin respuesta sobre el trasfondo y recorrido de la operación.
El próximo lunes, día 9, se fijará el precio definitivo de la OPV del 49% de AENA, pero en cualquier caso la nueva horquilla (entre 53 y 58 euros por acción) sustituye a la anterior y menor fijada en el folleto de la salida a bolsa (entre 43 y 55 euros). El Gobierno se ha decantado así, apoyándose en la elevada demanda de los inversores, no sólo en elevar de nuevo el valor de la compañía, sino en dejar fuera del accionariado a Ferrovial, que ofreció 48,6 euros; al fondo británico TCI, que ofreció 51,6, y a Corporación Alba, que ofreció 53,3. Para que siguiera Alba, de los March, el precio definitivo debería quedar en la parte más baja de la horquilla (53 euros), cuando todo apunta a lo contrario, precisamente por el interés que ha despertado la operación entre los inversores. La participación del núcleo duro, con un 21%, se esfuma. No obstante, AENA mantendría "reservado" el 21% de su capital inicialmente previsto para estos socios hasta el próximo día 9 de febrero y dará opción a los tres accionistas a tomar los porcentajes inicialmente adjudicados al importe que se determine, que será el del estreno en bolsa.
A la luz de todo lo anterior, se divisa de lejos el acierto de paralizar en octubre la salida a bolsa por parte de Álvaro Nadal, director de la Oficina Económica de Moncloa y presidente de ENAIRE, propietaria de AENA. Nadal, en suma, le dobló el pulso a la ministra de Fomento, Ana Pastor, sencillamente porque no comprendía cómo José Manuel Vargas aceptaba cualquier valoración del gestor aeroportuario. Tampoco entendía, pero eso es ya otro cantar, que Vargas y Pastor hubieran congelado las tasas aeroportuarias hasta 2015 junto antes de la prevista salida a bolsa, lo que no añadía valor a la compañía. Dicho de otro modo: lo que actualmente se vende como un gran éxito (el Estado puede llegar a recaudar hasta 4.263 millones de euros por el 49%) constata otro gran fracaso, el sistema que idearon Vargas y la ministra de Fomento. Y viene al caso recordar que Álvaro Nadal es uno de los amigos de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, mientras que Ana Pastor está en la órbita de los 'amigos' del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Afortunadamente, la salida a bolsa de AENA, previsto para principios de noviembre, quedó aplazada, primero sin una fecha clara, y posteriormente, para febrero de este año. La razón para evitarlo, como explicó Hispanidad, era muy clara: el Gobierno parecía resignado a malvender AENA.
En los primeros compases de la OPV, José Manuel Vargas contrató para la colocación del 49% a los correspondientes bancos de inversión, que valoraron la compañía en 4.500 millones. Después, tras el acuerdo en octubre con las ofertas aceptadas de Ferrovial, Banca March y el fondo TCI, la compañía pasó a estar valorada en casi el doble, 8.000 millones, que se han quedado pequeños después de las últimas valoraciones. Tampoco atinó ahí la ministra Pastor cuando negoció el núcleo duro o pretendía beneficiar a los tres. El tiempo lo ha demostrado: AENA valía más. Las órdenes de compra superan en más de cuatro veces el volumen de la oferta y entre esos inversores que han pedido acciones los hay de primer nivel, como fondos con vocación de inversión a largo plazo (una garantía adicional de estabilidad).
Por último, la presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, ha señalado este miércoles que aconsejó a AENA mantener el porcentaje del tramo institucional (90%), en el que entrarán inversores cualificados, y no ceder parte al tramo minorista (10%), para particulares y empleados. Ha añadido que la CNMV no investigará el cambio en los precios, que se han ajustado a lo que marcaba el mercado. A su juicio, es bueno que AENA "valga más" y eso es un indicador de que las cosas van mejor (el turismo crece y también las cuentas de la compañía) y una muestra de la confianza en España de los inversores internacionales.
Rafael Esparza