El “saludo” de 25 de minutos entre José Luis Ábalos y Delcy Rodríguez ha provocado la primera crisis seria en el Gobierno de coalición, alimentada por las contradicciones del ministro socialista de Transporte para explicar su ‘escapada’ nocturna al aeropuerto de Barajas. Ábalos ha dado hasta cinco versiones en cinco días para, al final, no convencer a nadie.
El Gobierno de coalición Sánchez-Iglesias es débil, y no sólo por los peajes internos sino también por los que arrastra Unidas Podemos del exterior, por ejemplo, del régimen venezolano de Nicolás Maduro, extremo que Pablo Iglesias ha desmentido cuando la situación lo requería, por ejemplo, en campaña electoral.
En otras palabras, Maduro chantajea al Gobierno de coalición con la financiación a Podemos y el soporte al ilustre José Luis Rodríguez Zapatero, siempre tan atento a las necesidades del pueblo venezolano. Y el partido de Iglesias advierte a Sánchez: ni una justificación a Juan Guaidó.
Mientras, EEUU sacó los colores a España y calificó de “decepcionante” y “desalentador” el encuentro secreto Ábalos-Delcy. El malestar de la Administración Trump con Sánchez es patente, aunque no han confirmado si finalmente presentarán una queja formal contra nuestro país. En cualquier caso, sólo 24 horas después del encuentro en Barajas, el Departamento del Tesoro norteamericano metió en su lista negra los aviones que utiliza el régimen de Maduro, incluido el que aterrizó en Madrid.
Y, por supuesto, Josep Borrell ha evitado recriminar la actitud de su colega de partido. “No sé si ha cometido una violación de las sanciones”, ha afirmado este lunes el alto representante de la UE para la Política Exterior, a pesar de la decisión adoptada por unanimidad en noviembre de 2017 por los países europeos en la que se comprometían a adoptar “las medidas necesarias para impedir que entren en su territorio o transiten por él” las personalidades vinculadas al chavismo, entre las que está Delcy Rodríguez.
La primera crisis del Gobierno Sánchez, no se sabe si la última.