Vestas ha perdido 80 millones de euros en su primer trimestre por el deterioro del valor de activos, frente al beneficio neto de 25 millones que logró hace un año. Eso sí, a pesar de que han bajado los márgenes y han aumentado los costes (problemas en la cadena de suministro y retraso en proyectos por el coronavirus), han aumentado los ingresos, que han ascendido a 2.235 millones (+25,2%).
El fabricante danés de aerogeneradores ha destacado que su cartera de pedidos, cuya valor es algo superior a los 34.000 millones, le da estabilidad en este periodo de incertidumbre. Eso sí, hace casi un mes, decidió retirar sus previsiones para 2020 (unos ingresos de entre 14.000 y 15.000 millones) por el Covid-19, según recoge Energías Renovables: “Desafortunadamente, la pandemia continúa propagándose y sin una prognosis clara sobre cuándo se van a recuperar algunos de nuestros mercados clave, como Estados Unidos, Brasil o India, hemos decidido suspender nuestra hoja de ruta 2020 debido a la escasa visibilidad que tenemos sobre el resto del año”, afrimó el presidente y CEO del Grupo Vestas, Henrik Andersen.
Esta suspensión no afectará al dividendo, que se mantendrá, pero ya ha tenido su primer efecto sobre la plantilla. A finales de abril, se anunció el recorte de 400 empleos (1,6% de la plantilla, que asciende a unas 25.500 personas), y parece que no dañará a España, pues ya hizo bastante con el cierre de la planta de Villadangos del Páramo (León) a finales de 2018. Esta fábrica tenía 362 empleos directos, 150 temporales y otros 1.500 indirectos, y suponía el principal foco industrial de la zona, pero, a pesar de la huelga y de que uno de los trabajadores recorriera 2.500 kilómetros en bici para protestar por la situación en Bruselas y en Aarhus (Dinamarca), Vestas se salió con la suya: ofreció un ERE de extinción, recolocaciones y vendió las instalaciones a la siderúrgica Network Steel Resources (NSR). El líder en eólica terrestre lleva en nuestro país desde 1989 y actualmente, sólo fabrica en Daimiel (Ciudad Real) y Viveiro (Lugo), donde hay 1.300 y 150 empleados, respectivamente.