- Primero salió de la entidad Mario Fernández. Su marcha se entendió (por discrepancias con el PNV), pero no se comprendió.
- El nacionalismo vasco colocó después al frente de Kutxabank a Villalabeitia, buen técnico, pero sobre todo más obediente.
- Y ahora se conoce la salida del 'número dos', Ignacio Sánchez Asiaín, que ni se entiende ni se comprende.
- Asiaín nunca contó con el apoyo del PNV, que ha marcado el compás con su amplia mayoría en el Consejo de Administración.
- Entró en BBK de la mano de Irala y ha vivido toda la fusión de las tres cajas vascas como director general.
Primero fue
Mario Fernández y estos días, el
número dos de Kutxabank,
Ignacio Sánchez Asiaín. El segundo acabará como el primero: fuera de la entidad. Ha sido
El Correo el diario que ha informado del
acuerdo cerrado por Asiaín para formalizar su salida en las próximas semanas y que será efectiva tras la
junta de accionistas, en la que también se aprobará un cambio en los estatutos para nombrar un
consejero delegado. No está claro en quién está pensando Villalabeitia, que igual ni lo nombra.
La decisión era esperada, es cierto, sobre todo tras la marcha de Fernández, pero en los dos casos la fuente de decisión es la misma: el
PNV. Con los nacionalistas vascos tuvo sus discrepancias el también nacionalista Fernández, más moderado: no coincidían ni en el
modelo de caja ni en los planes para salir a
bolsa. Y todo se precipitó a finales de noviembre con la dimisión de don Mario y su posterior sustitución por otro nacionalista, pero mucho más obediente, buen técnico, pero más dócil:
Gregorio Villalabeitia. El propio presidente lo reconoció, a finales de febrero, en la misma rueda de prensa en la que dijo que
era normal subirse el sueldo un 70% y en la que se lavó las manos en el 'caso Cabieces-Fernández'. Dijo entonces que le ofrecieron el cargo en verano, unos meses antes, por tanto, de la salida de Fernández.
Y ha sido ahora Villalabeitia el que ha pactado la salida del
'número dos', el director general, Ignacio Sánchez Asiaín, que de nacionalista, como su padre, no tiene nada, aunque sí de
buen banquero. Supera en formación, como especialista sobre todo en banca doméstica, no sólo a Villalabeitia, sino también
a Francisco González, presidente del
BBVA, con el que también chocó en su día y le marcó la misma puerta, la de salida. ¡A veces se choca por el talento presidente y subordinado!
Sánchez Asiaín entró en Kutxabank, después de diez años en el pódium de BBVA, a través de
Xabier de Irala, que lo propuso para director general de
BBK en 2008. Mario Fernández tomó las riendas de BBK después y mantuvo a Sánchez Asiaín. En 2011, cuando comenzó a pilotar la fusión de las tres cajas vascas, también lo conservó como director general de la entidad. Pero en plata, Ignacio Sánchez Asiaín
nunca ha contado con el respaldo del PNV.
El diario
El Correo se hacía eco en febrero este años de los paralelismos y diferencias entre la convulsión vivida en
Kutxabank tras la dimisión de Mario Fernández y el caso que afectó a gran banco vasco, el
BBVA, en 2001, apenas dos años más tarde de la fusión con
Argentaria.
Los casos Kutxabank y BBVA, ¿como dos gotas de agua?, se preguntaba
El Correo. El origen de la convulsión, en ambos, es el mismo: una presunta
irregularidad en la gestión. Pero los caminos son inversos. Para el BBVA supuso un paso importante hacia su españolización. Para Kutxabank, sin embargo, todo indica lo contrario: es un paso hacia su
euskadunización.
En el caso del BBVA todo se desató cuando se supo que el BBV había tenido fondos fuera de balance en el paraíso fiscal de
Jersey con el fin de sacar a la compañía kuwaití
KIO del capital del banco. El caso provocó la salida de una parte importante del Consejo de Administración.
En el caso de Kutxabank, esa presunta irregularidad fue el pago, por un contrato de servicios, de 243.592 euros por la entidad al ex delegado del Gobierno en el País Vasco, el socialista
Mikel Cabieces. Esos pagos,
descubiertos después de la salida de Fernández,
desataron la ira posterior del sector más radical del PNV, encabezado por Joseba Egibar. Fernández se defendió apelando a
una ley no escrita para dar cobijo laboral a un amenazado por ETA. Egibar, molesto, le replicó que el PNV quiere conocer la verdad y que si había una ley no escrita "sería entre el PSE y el PP o no sé entre quiénes". El caso, como saben, sigue su curso judicial tras la denuncia presentada por Kutxabank ante la
Fiscalía de Vizcaya. Así lo decidió el
Consejo de Administración de la entidad,
con amplia mayoría del PNV.
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com