¿Cómo esconder un elefante en la Quinta Avenida? Llenando la quinta Avenida de elefantes. Esta es la situación entre el BBVA y su presidente, Carlos Torres, y la Audiencia Nacional, con el juez Manuel García Castellón al frente.
Porque, en vísperas de que el BBVA declare como persona jurídica implicada en el caso Villarejo-BBVA-FG y en pleno acercamiento del Carlos Torres al BCE, su Señoría anda un poco mosca. El Banco, que no deja de repetir que colabora activamente con la justicia -es lo que se llama ser económico con la verdad- envía toneladas de papel pero no la información sustancial: está llenando la Quinta Avenida de elefantes para esconder el elefante que busca el juez.
La estrategia del banco no ha cambiado: la Presidencia nada sabía de Villarejo. Eso exige buscar cabezas de turco en el segundo escalón… y no hay muchos voluntarios
Y todo ello, encima, con la estrategia de asegurar que la altísima dirección nada sabía de las andanzas del señor Villarejo. Nada de nada. Lo malo es que alguien debía saberlo y pagar a Villarejo… y entonces es cuando la segunda fila no quiere jugar el desagradable papel de cabeza de turco.
Ahora bien, tras las reforma de 2010 (cómo no, ZP) las empresas, personas jurídicas, también son responsables. Pero la norma deja al juez un grado de arbitrariedad importante. Puede hacer caer la ‘juridicidad’ en el presidente, en todo el consejo, en toda la dirección, según y cómo…
Mientras, Torres continúa su intento de acercamiento al BCE. Es el más difícil todavía de Torres
En resumen, no conviene encabronar a su señoría, sobre todo cuando uno intenta tender lazos con la otra orilla de peligro: con Francfort. Y a Carlos Torres se le acaba el tiempo. Hasta ahora, pude presumir de que la reputación corporativa del BBVA no ha resultado dañada. De acuerdo, pero si no tiene cuidado, la que acabará dañada puede ser su propia reputación personal, eso que antes conocíamos como honor.