- Nada garantiza nada mientras no se despejen las dudas y efectos del escándalo en la manipulación de la emisión de gases.
- La multinacional ha perdido un tercio de su valor en bolsa y se desconoce el alcance de su reestructuración.
- A los mercados, además, no les gustan no las soluciones endogámicas para encarar una situación crítica como la de VW.
- El fabricante alemán asume su responsabilidad en España y promete que afrontará los costes para las reparaciones.
Una cosa es el
tsunami provocado por el fraude de
Volkswagen, dentro y fuera de las fronteras del fabricante germano, y otra, la reacción del Gobierno español, lo cual no deja de ser sorprendente. Y en medio de las dos realidades, está también la reacción de la propia multinacional en España, que ha asumido este viernes,
a través de un comunicado, su responsabilidad, al tiempo que ha prometido que afrontará los costes para las reparaciones en los vehículos diésel afectados por el
sowftware que manipulaba su emisión de gases.
Tanto el ministro de Industria,
José Manuel Soria, como la vicepresidenta del Gobierno,
Soraya Sáenz de Santamaría, este viernes, han reaccionado tarde al escándalo, al contrario de otros gobiernos europeos. Eso por un lado (nada detuvo la respuesta rápida de Alemania, con
Merkel al frente, Italia o Francia).
Y por otro lado, cuando lo han hecho, ha sido más para calmar que para denunciar las irregularidades, lo cual escapa de toda lógica, como también que aseguren que ni se perderán inversiones y ni están en peligro los puestos de trabajo.
Eso, oiga, es un futurible como otro cualquiera, teniendo en cuenta que la multinacional germana ha perdido un tercio de su valor en bolsa, que encaja una profunda
herida reputacional tras el escándalo -que afectará a las ventas-, y que nada puede augurar con certeza cuál será la reacción del fabricante para superar el
impasse o de los inversores para confiar o no en el grupo. En la mesa de los analistas, todo eso supone compás de espera o poner el valor bajo revisión.
A los mercados, por ejemplo, no les gustan las soluciones endogámicas (desde dentro) para encarar una situación crítica (la de Volkswagen es la mayor de su historia) y mirarán con lupa toda la
remodelación, tras la salida del presidente ejecutivo,
Martin Winterkorn.
También está por ver en qué se concretarán las nuevas exigencias del Gobierno alemán, teniendo en cuenta el
impacto que ha tenido en el made in Germany.
Los mensajes lanzados por Soria o Soraya entran más en la lógica del deseo que en el de la realidad. Hay cuantiosas inversiones previstas por la
multinacional en España (4.200 millones de euros) y las dos plantas españolas (
Martorell y
Landaben), a juzgar por las intenciones del grupo, forman parte de la
estrategia internacional del grupo. Pero eso se puede cumplir o no estar en condición de mantener. Siempre dependerá del curso de la empresa.
No tiene lógica, por tanto, que la vicepresidenta haya vuelto a decir, en la rueda de prensa posterior al
Consejo de Ministros, que la empresa "nos han garantizado las inversiones y el empleo". Siempre dependerá del curso de los acontecimientos. Es eso, al menos, lo que aconseja la prudencia. Es lo mismo que ha hecho el presidente de Seat,
Jürgen Stackmann, para calmar a la plantilla, cuando no se sabía todavía si continuará en el cargo.
Soraya ha explicado que "el ministro de Industria está teniendo contactos al máximo nivel tanto con la empresa". Faltaría más. Pero se ha colado al añadir que "a través de Comisión Europea". Sí, puede tener "la máxima interlocución con las empresas para conocer la situación", pero eso no garantiza ni las inversiones ni los puestos de trabajo.
Y la multinacional, mientras, ha pedido disculpas por el escándalo y ha asegurado, a renglón seguido, que asumirá toda la responsabilidad y los costes que puedan ocasionar las reparaciones a aplicar en los vehículos diesel afectados por
software fraudulento.
La compañía ha puntualizado que "está trabajando con la máxima urgencia en esclarecer las irregularidades", que afectan únicamente a las
emisiones contaminantes.
Pero esa rapidez está condicionada al tiempo que lleva el análisis de las circunstancias y la concreción de las medidas necesarias a poner en marcha.
También explica que los vehículos con los nuevos motores diésel Euro 6 "cumplen todos los requisitos legales y las normas ambientales" que el
software que tienen no afecta a la conducción, al consumo o a las emisiones.
Añade, por último, que la compañía no puede precisar de momento el número de modelos afectados o los datos sobre el año de fabricación, aunque informarán "tan pronto sea posible".
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com