La planta de Volkswagen en Pamplona (en la imagen) cierra durante ocho días, desde el próximo lunes, 3, hasta el miércoles 12, en medio de clima hostil contra los coches diésel, con un responsable en España, la nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera -como ha denunciado la patronal Anfac- y en cuello de botella provocado por la UE, por la nueva norma europea de homologación de emisiones (WLTP) aplicada a todos los vehículos.
Esa norma europea, que entra en vigor el 1 de septiembre, la sentirán especialmente los 5.000 empleados de VW Navarra, a los que afecta directamente el expediente temporal de empleo (ERTE), con un recorte en las nóminas, pero también a otros 13.000 empleados de la industria auxiliar, los proveedores.
El cierre de ocho días en Navarra afecta a sus 5.000 trabajadores y a otros 13.000 de la industria auxiliar
Volkswagen ya explicó que ha tomado esa decisión porque no tiene motores suficientes para mantener el ritmo de producción en Navarra. El imprevisto se debe, por un lado, a los retrasos provocados por la nueva homologación WLTP. La nueva norma es más exigente que la anterior y ha impedido que las plantas alemanas tengan los motores a punto. Pero también ha influido el aumento de la demanda de coches de gasolina, con el que no contaban, debida en parte a la estigmatización del diésel.
No ha contribuido poco, en ese sentido, la ministra Teresa Ribera, que no evaluó las consecuencias de su ultimátum en julio, al decir que “el diésel tiene los días contados”. Después se corrigió a sí misma con una especie de donde dije digo, digo Diego sobre las fechas. La declaración fue a todas luces improcedentes, cuando, como ella misma ha reconocido, el Gobierno no se planteado fechas para prohibir el diésel y está clara su política en un escenario cambiante.
Los fabricantes, que manejan sus propias cifras sobre la industria y las emisiones, sacaron los colores a Teresa Ribera: normal
No es de extrañar que la patronal de los fabricantes de Anfac sacaran los colores a Ribera porque esa decisión no se puede tomar de la noche a la mañana y entran en juego mil factores: plantillas, transición energética, la respuesta de la industria, que tiene sus propias cifras, el diálogo con sus representantes y un largo etc…
El problema del cierre de Pamplona, por tanto, es doble, pero no tiene sentido atacar singularmente a los diésel, que gozan de menos predicamento ahora que los de gasolina, aunque a los dos les afecta la WLPT.
Los sindicatos de Volkswagen Navarra temen con algún fundamente que el ERTE entra en vigor ahora vaya a más y a ello se suma el efecto dominó en la industria auxiliar.