• El fracaso del monetarismo. Ha creado la madre de todas las burbujas: la deuda.
  • Janet Yellen introduce más dinero en el sistema para revaluar activos… y provoca el efecto contrario.
  • El sistema financiero mundial intenta crear inflación para revaluar los activos.
  • Pero los activos se devalúan porque sobra dinero y sólo se coloca en deuda pública… asimismo insostenible.
  • Y encima, con unos tipos tan bajos, todos los sectores económicos semejan una burbuja estallable.
  • Al final, la máquina de hacer dinero ha colapsado el resto de máquinas productivas.
  • Así, la Reserva Federal ha dado una alegría a las bolsas… pero la tendencia sigue siendo bajista.
  • A la postre, el mundo está abocado a un jubileo porque ha creado la madre de todas las burbujas: la deuda, una deuda impagable.
La tarde del jueves, la presidenta de la Reserva Federal norteamericana, Janet Yellen (en la imagen), prometía que subiría los tipos en breve. Y el mercado, por efecto de la rutina ancestral, reaccionó al alza. La verdad es que la semana que ahora termina ha resultado letal para las bolsas y una fugaz alegría antes del sábado era bienvenida, pero los efectos de esos anuncios, y de la propia gestión de los bancos centrales, es cada vez menor. En efecto, las bolsas europeas reaccionaron al alza pero ni mucho menos recuperaron los tropezones de la semana iniciada el lunes y la tendencia sigue siendo bajista. Es la muerte del monetarismo porque los monetaristas, los bancos centrales, han abusado de su única receta para estimular la economía: crear dinero y bajar tipos. Han creado tanto dinero que en lugar de revaluar los activos y provocar inflación, han convertido cada sector económico en una burbuja a punto de estallar. Esto es, han conseguido el efecto contrario al que pretendían. Y eso que ya estamos en tipos negativos. Al final, la máquina de hacer dinero ha colapsado el resto de máquinas productivas. Y el efecto de la Reserva Federal, o del BCE, se diluye. El monetarismo se ha suicidado y ha dejado un océano de la liquidez del que el mundo no sabe cómo salir. Sobra dinero y faltan inversiones, porque el dinero creado por los monetaristas acaba en la deuda pública, en Estados cada vez más grandes, cada vez más improductivos y abocados a la quiebra, especialmente por el coste de las pensiones en una sociedad envejecida. En primer lugar, habrá que volver a convencer a los gobiernos y gobernadores que la política económica ni puede consistir en hacer dinero. Y si para ello hay que elevar el precio del dinero, pues se eleva. Pero sobretodo, no hay que producir más dinero. Especialmente en el sector público. En segundo lugar, el mundo está abocado a un jubileo porque ha creado la madre de todas las burbujas: la deuda, una deuda impagable, especialmente la deuda pública. Es el fin de la economía financista, basada en el apalancamiento permanente. Y se hace preciso volver a empezar. Eulogio López eulogio@hispanidad.com