Como ocurriera durante el primer tercio del siglo XX; ahora, en el siglo XXI, España vuelve a convertirse en el laboratorio ideológico mundial. En aquel momento, se trataba de la lucha entre el comunismo y el mundo libre -cristiano-. Ahora, durante el primer tercio del siglo XX, se trata de la lucha entre el progresismo -hoy marcado por la ideología de género- y el cristianismo, con una Iglesia que atraviesa la mayor crisis de su historia.
El panorama político español es este: Contamos con cuatro partidos progres, dos de izquierdas y dos de derechas. El primero, Ciudadanos, de derecha pagana; el segundo, el PP, de derecha tibia.
Hasta el 26 mayo, el PSOE coqueteará con Podemos; desde el 27, con Ciudadanos
El 28-A ganó el PSOE y se hundieron los tibios de Pablo Casado. Ahora, desde Moncloa se sigue la línea marcada por el gran ideólogo Iván Redondo, un hombre inteligente pero carente de principios: Hasta el 26 de mayo -elecciones municipales, regionales y europeas- el PSOE coqueteará con Podemos para asegurar el voto progre de izquierdas; a partir del 27 mayo, seguirá las directrices que marca El Nuevo Orden Mundial (NOM): una alianza entre progres de izquierdas y progres de derechas, entre izquierda feminista y derecha pagana -ambas expendedoras de ideología de género- para desarbolar a la izquierda más clásica, los comunistas de Podemos, y la derecha más clásica: el PP que un día tuvo, aunque hoy los haya abandonado, principios cristianos. Unos principios que a día de hoy sólo están representados, y no con especial clarividencia, sino con bastante confusión, por Vox.
Y a lo mejor no hace falta que Rivera entre en el Ejecutivo: puede hacer de aliado legal de Sánchez y de jefe de la oposición conservadora hasta 2023
Y así llegamos a que esta semana, Su Majestad Pedro I Sánchez, nuevo monarca, que ha desplazado al jefe del Estado, un tal Felipe VI en pleno interregno, se permite llama “a consultas” a los jefes de la oposición, ejerciendo como jefe de Estado en lugar de como aspirante a la jefatura del Gobierno. En Zarzuela miran hacia otro lado, porque hace tiempo que la monarquía española anda bajo mínimos y porque la supuesta apertura al pueblo, al entrar la Reina Letizia en palacio y los propios complejos progres de SM Felipe VI, sólo han servido para el desprestigio de la Monarquía española. Pero, mirar hacia otro lado no oculta la humillación a la que Moncloa somete a Zarzuela.
Mientras, Pablo Casado sobrevive como puede al fuego amigo y Vox no consolida su oferta ideológica
Y así, Pablo Casado, que sobrevive como puede al fuego amigo de los barones del PP -todos más progres que él- acudirá este lunes a Moncloa, de la misma forma que el señor Rivera, que apostrofa a Pedro Sánchez a la menor oportunidad, pretende jugar el doble papel de permitir la investidura de Sánchez y apoyarle en el Parlamento mediante un “acuerdo programático” como el firmado en 2016, al tiempo que ejerce formalmente como jefe de la oposición conservadora. Y así, entre Sánchez y Rivera tendremos, resucitados, a Cánovas y Sagasta con alternancia perfectamente democrática y la estabilidad que busca el mundo del dinero al que la libertad y la democracia importan un pimiento.
Conclusión: los principios cristianos serán exterminados (¿a que no?) y estableceremos una alternancia, simulacro de democracia, entre progre-socialismo y progre-capitalismo. Vuelve la alternancia de la Restauración entre Cánovas y Sagasta. Ahora, entre el progre-socialismo de Pedro Sánchez y el progre-capitalismo de Albert Rivera, dos líderes sobrados de talento.
Y a lo mejor, insisto, no hace falta que Rivera entre en el Ejecutivo: puede hacer de aliado legal de Sánchez y de jefe de la oposición conservadora hasta 2023.
Mientras, Pablo Casado sobrevive como puede al fuego amigo, mientras Vox sigue sin cuajar su ideario cristiano, perdido en el concepto trasversal –muy interesante pero trasversal- del patriotismo.