Llevamos ya más de un cuarto de siglo desde que la socialdemocracia, la izquierda, dejó de creer en la empresa pública. Curioso porque en las prestaciones públicas sí que cree, cada vez más. Es decir, que la nueva izquierda progre cree en el gasto público pero no en la inversión pública. Curioso.
Pues bien, la multinacional Alcoa se niega a vender su planta de Lugo al Gobierno, que a su vez se la traspasaría al grupo británico Liberty House.
Alcoa se niega a vender para no ofrecer cuota de mercado a la competencia, aunque se supone que se compite por calidad y precio, no cerrando fábricas para reducir la oferta… y dejar a 1.000 familias sin ingresos.
La multinacional norteamericana se niega a vender la planta al Gobierno, e indirectamente, a la británica Liberty. Pues se hace un calco
En cualquier caso, si este Gobierno fuera realmente de izquierdas y no sólo la tontuna de gobierno progre, lo que haría sería aprovechar una mano de obra y a unos técnicos especializados y crear una empresa pública pegada a la actual factoría y con los mismos trabajadores.
Sí, si se puede, con la promesa de privatizarla a la mayor brevedad, si lo prefieren, pero se puede. De esta forma, se obligaría a la multinacional americana a financiar el cierre y, sin necesidad de adquirir sus activos, se pondría en marcha una empresa paralela, un calco de la anterior.
¿Por qué no? Pues porque la izquierda ha dejado de creer en la empresa pública. Y la multinacional norteamericana lo sabe.