(19-VI-2003)
Jesús: Dile a la que enseña su cuerpo que el cuerpo no es dado para lucimiento propio. El cuerpo es de Dios. El cuerpo, así como el alma, son de Dios, son templo del Espíritu Santo, son habitación de la Santísima Trinidad, son parte del Hijo y del Espíritu Santo. Los cristianos, los míos, no son de este mundo aunque estén en este mundo. Distinguíos también por vuestro aspecto físico. Que nadie pueda confundiros. Que hablen mal de vosotros, sí, que hablen mal, y me alegraré de ello, porque si os persiguen y os calumnian por mi causa, seréis bienaventurados.