En plena, y reverdecida, guerra comercial entre las principales economías globales del planeta, rememoro dos históricas frases, que, pronunciadas en su tiempo, han terminado siendo el transcurso del mismo el que ha reconocido su premonitorio pronunciamiento. La que dijera un antiguo Secretario de Estado del Tesoro americano cuando nació el euro, al que calificó de un gran éxito para los americanos, pues podrían viajar por Europa sin pagar comisiones de cambio. Y la que se atribuye a Den Xiao Ping, máximo líder de la revolución popular china, quien en 1985 dijera: ”En el siglo que viene los EEUU nos dirán qué fabricar, los hindúes y los chinos lo fabricarán e iremos de vacaciones a Europa”.
El viejo continente se está deshaciendo como los pétalos de una flor marchita. Después del irreversible Brexit y del siempre amenazante Grexit, nos enfrentamos ahora a la crisis de Italia, que se encuentra en una situación de indecisión, entre el abandono o no del euro. Como ha dicho Nouriel Roubini, la adopción del euro ha tenido para Italia enormes implicaciones para las millones de pymes que en otro momento dependían de una devaluación periódica de la moneda, lo que compensaba las ineficiencias de su sistema económico y les permitía ser competitivas. La soberanía monetaria de la UE es una losa para muchos de los países de la Unión. El número de euroescépticos se incrementa cada día porque ya casi nadie confía en la creación de un Estado Federal Europeo con un Gobierno y un Parlamento únicos, con una unión política, bancaria, fiscal comunes y homogéneas, con un sólo ejército y con unos presupuestos comunitarios.
La soberanía monetaria del BCE es una losa para muchos países de la UE
Aquí nadie quiere ceder ni un ápice de su soberanía y sí seguir gozando de las ventajas de la UE, pero no de sus inconvenientes temporales. No se quieren hacer las reformas estructurales necesarias y cada día se incrementan más las diferencias entre los países del norte y los del sur. Nos empeñamos, todos, en no avanzar hacia una unión potente y competitiva, vamos como ya he dicho en otras ocasiones, a una amalgama de reinos de taifas en los que imperan los intereses particulares de los mismos frente a los de la Unión. Tomemos como uno de múltiples ejemplos, el incumplimiento, por parte de Bélgica y de Alemania de la Euroorden que ha cursado la justicia española con la reclamación de extradición del prófugo de la justicia, ahora “afincado” en Berlín. Y si se trata así a una euroorden qué no se hará con cuestiones de mucha mayor enjundia, y eso que las estadísticas económicas y la relativa calma de los mercados financieros han servido para disimular la decepción y las divisiones sobre todo en el sur.
Desde la creación de la UE, siempre he sido un europeísta convencido, pero la inequívoca realidad está haciendo mella en esta convicción al igual que le sucede a muchos de los 508 millones de ciudadanos europeos.
Ya saben: en el XXI USA nos dirá qué fabricar, lo fabricarán los chinos e iremos de vacaciones a Europa
O damos un giro de 180 grados a esta indeseable, para la mayoría, situación o Europa será como mucho un “Parque temático” para el resto de los ciudadanos de la Tierra. Y es que a nuestros propios problemas se añaden el tener ya que hacer frente a los aranceles comerciales de los EEUU, a una Rusia que resurge con cierta ambición imperial y a una posible crisis en la vecina Turquía.
Y las cosas, como dice Carsten Nickel, tienen que empeorar antes de que puedan mejorar. Algunos países ya han cruzado el Rubicón de la insumisión contra el proyecto europeo. La UE va camino de convertirse en un actor sin peso ni personalidad propia. La debilidad de la Europa de hoy no reside en la falta de ideas, sino en su incapacidad para ponerlas en marcha. En definitiva, que nadie quiere ceder soberanía a la UE y sin ello estamos abocados a su desaparición, ante la inexistencia de líderes políticos que “piensen en europeo”. Creo en las reflexiones que sobre Europa se hicieron en la Declaración de Roma de 25 de marzo de 2017 con ocasión de la celebración del 60 aniversario del Tratado de Roma y que se concentraron en:
una Europa segura y protegida
una Europa próspera y sostenible
una Europa social
una Europa más fuerte en la escena mundial.
No se van a cumplir.
¡Ojalá! me equivoque por el bien de Europa y de sus ciudadanos.