Hay pocas películas sobre gente mayor, entrada en años, que narren acontecimientos cotidianos sin caer en el drama. Aunque el punto de partida del veterano guionista y director británico Paul Morrison para escribir esta historia se le ocurrió mientras paseaba a su perro por parques y jardines cercanos a su domicilio. Lo que no sabía, en un principio, es que sus ideas derivarían en una bonita historia de amor.
Los británicos son expertos en actuaciones sin fisuras, donde la naturalidad es su mejor baza. Aquí los veteranos actores Dave Johns y Alison Steadman lo demuestran con creces en un relato que se desliza bien, sin estridencias, y resulta totalmente verosímil desde la primera secuencia. En su desarrollo, se defiende la posibilidad de encontrar el amor a una edad madura, a pesar de la complejidad que supone llevar colgada una mochila emocional a las espaldas cuando uno tiene ya cierta edad. También se habla de la soledad de mucha gente mayor y de la compañía que los perros hacen a ese tipo de personas.
Dedicado a Benji, un 'golden retriever' que fue la mascota de la familia Morrison, el guionista y director de la película, durante 16 años, supone un canto a esos animales fieles, pero se centra en las personas de la tercera edad, capaces de tener una nueva ilusión. Algo que conecta con Volver a empezar, la oscarizada y bella película del español José Luis Garci, desgraciadamente muy olvidada. Ambas cintas también coinciden en la delicadeza con la que está narrado el romance que, en el caso de 23 paseos, empieza con una amistad que deriva, poco a poco, en amor, como suele ocurrir en la vida misma en multitud de ocasiones. No obstante, hay un pero ético en esta historia de amor, que no adelantaré para no desvelar el “spoiler” del film.
Como anécdota curiosa en el transcurso de la película se oye varias veces “chapurrear” español, la excusa es que ella (Fern) quiere aprenderlo porque su hija vive en Canarias, va a asistir a su boda y él, Dave, aprendió nociones básicas de su asistenta.
La pareja protagonista posee complicidad y química en su actuación y desde luego les agradaban los perros, puesto que casi todo el metraje reflejan esos 23 paseos por la naturaleza con los animales, en distintas estaciones y diferente tiempo atmosférico.
Para: los que crean que el amor no tiene edad