Ideal para adolescentes y jóvenes por los valores que encierra su contenido. Podríamos empezar diciendo que Alas blancas no es una película para escépticos de la bondad del ser humano porque tanto la novela en la que está basada, Pájaro Blanco de R.J. Palacio (la conocida autora del best seller Wonder) como las intenciones del famoso director Marc Forster (El peor vecino del mundo) y del guionista Mark Bomback son “narrar historias que tengan la capacidad de elevar la conciencia en el mundo”.
Siempre se necesita valor para ser amable, esa es la frase clave de este film, la cual le repite la abuela de Julian, un adolescente que vive en Paris y fue expulsado de su colegio por maltratar a un compañero. Será entonces cuando su abuela le cuente lo que le ocurrió de niña cuando el país donde vivía, Francia, fue ocupado por los nazis y, como era judía, sobrevivió gracias a la ayuda de un compañero de clase, y sus padres, que le escondieron en su granja.
Alas blancas vuelve a ofrecernos un relato sobre el Holocausto, incidiendo en que la amabilidad tiene el poder de salvar vidas, es decir, coincide en su mensaje argumental con Wonder porque es emotiva y porque, nuevamente y como defienden sus responsables, la empatía por los demás puede cambiar el mundo.
La película no es original puesto que hemos visto muchas historias similares sobre el Holocausto pero, al estar elaborada por dos profesionales como Forster y Bomback, funciona como un reloj en ritmo, puesta en escena y actuaciones (entre las que cuenta con dos pesos pesados como Helen Mirren y Gilliam Anderson). Indudablemente, además de hablar de valor, también es una historia de un primer amor en medio de todo tipo de dificultades y, a este respecto, hay secuencias realmente bellísimas, como cuando la adolescente escondida en el granero, Sara, como no puede salir físicamente de su encierro “escapa” de él a través de sus magníficos dibujos y de su imaginación única. Más aún, anima a su joven enamorado, Julien, a unirse a ella en el asiento delantero del vehículo destrozado guardado en el granero y le convence de que ambos vayan de viaje mágico a la ciudad de Nueva York e incluso a la sabana africana.
Para: los que les gusten las películas que retratan gestas de gente valiente.