La protagonista es una solitaria y tranquila escritora de novelas de espionaje llamada Elly Conway, cuya mayor distracción es estar en casa con su gato Alfie. Pero, cuando la trama de uno de sus libros, alrededor del agente secreto Argylle, empeñado en revelar las intenciones de un sindicato del crimen mundial, se convierte en un reflejo de una auténtica organización de espías, la vida de Ely cambiará radicalmente.
La leyenda que acompaña a este film es: “Cuanto mejor es el espía, más grande es la mentira” y así lo constatan las peligrosas aventuras en la que se verá inmersa Ely con Aidan, una espía alérgico a los gatos.
La idea de hacer una película de espías como Argylle, se le ocurrió al director Matthew Vaughn durante el confinamiento, después de disfrutar con su mujer y sus hijas (de 10 y 15 años) con films como Tras el corazón verde o Con la muerte en los talones.
Si tuviéramos que resumir con una sola frase Argylle diríamos que es un thriller de espías destinado a un público juvenil, con dosis de humor, pero que da la sensación de “déjà vu”. Con él, el director Matthew Vaughn es continuista argumentalmente con respecto a otras películas suyas anteriores como la franquicia de Kingsman. Se da la coincidencia de que ambas contienen en su interior un espíritu ochentero, en el caso de Argylle porque su protagonista, en el arranque parece un calco de la Joan Wilder de Tras el corazón verde o La joya del Nilo, pero, además, su trama enrevesada de espías recuerda a algunos largometrajes hitchconianos llenos de conspiraciones internacionales. La diferencia más clara con estas cintas clásicas es que, como Argylle va destinada a un público joven el ritmo es mucho más frenético, la acción no deja tregua y los efectos visuales favorecen que ficción y realidad se difuminen, al menos en la mente de la protagonista, Elly, perfectamente interpretada por la actriz Bryce Dallas Howard, que encarna ¡al fin! a una heroína con un cuerpo de mujer real, no de supermodelo. A su lado se mueve como pez en el agua el fantástico actor Sam Rockwell. Pero como se trata de una superproducción hay otros ganchos, como la presencia de la superestrella del pop Dua Lipa, el atractivo Henry Cavill (Superman) o el siempre rostro pétreo de John Cena.
Siendo como es una película entretenida se le puede achacar un excesivo metraje (139 minutos), que no lo subsanan sus abundantes giros argumentales, algunos mareantes, ideados por el guionista Jason Fuchs (Wonder Woman).
Lo que engancha es una banda sonora repleta de canciones disco, bien entrelazadas con las imágenes. En la misma también está incluida la última canción de The Beatles, “Now and Then”, lanzada el 2 de noviembre del pasado año
Para: los que quieran ver una película de acción, de humor blanco.