Continúa la moda de película calificadas de “eróticas” relanzada con la saga de Cincuenta sombras de Grey. Largometrajes que se caracterizan por tener una calidad cinematográfica dudosa (a comienzos de diciembre se estrenaba Pídeme lo que quieras) y donde no queda claro el límite entre erotismo (como ellos lo venden) o pornografía.
Una alta ejecutiva, de vida acomodada y una familia aparentemente perfecta, tiene una espina en su existencia puesto que se siente frustrada en su vida sexual debido a que tiene “deseos oscuros” que no satisface su enamorado esposo. Eso le lleva a iniciar una aventura extramatrimonial con uno de los becarios de su empresa, donde cambia su rol habitual, lo que implica que pasa de ser jefa, y controlarlo todo, a disfrutar siendo sometida a prácticas aberrantes por parte de su joven amante…
Reconozco que me llama la atención que, a comienzos del año 2025, siga suscitando curiosidad y “morbo” en Festivales el estreno de este tipo de films de contenido escandaloso, pero de una temática que ya abordó con más talento, en el año 1967, el director aragonés Luis Buñuel, en Belle de jour (Bella de dia). En ella, una hermosa mujer, de estatus social acomodado, se convertía en prostituta de día para satisfacer unos deseos sexuales rozando la perversión. También me resulta curioso que en este film de Babygirl, ese juego de poder mediante el sexo se “venda” en su publicidad como un camino hacia la libertad sexual de esa mujer, “a pesar del riesgo” que puede acarrear en su carrera. Y, finalmente, alucino que una actriz del talento y filmografía como Nicole Kidman sea la protagonista de este largometraje que tiene poco suspense (lo de thriller erótico es falso), unos diálogos que no se sostienen y rozan el absurdo (para enmarcar cuando el ”becario” dice que su padre fue luchador profesional y luego se convirtió en profesor de Filosofía) y donde son repetitivas y larguísimas las escenas de sexo, sobre todo masturbatorio. Todo ello se traduce en una película aburridísima en la que, como si fuera una compostura más, se incluyen farragosos comentarios sobre inteligencia artificial puesto que la protagonista trabaja en una compañía dedicada a esa tecnología puntera.
En esta aventura cinematográfica a Nicole Kidman le acompaña en el reparto el español Antonio Banderas, que encarna al marido cornudo y sufridor, mientras que Harry Dickinson se mete en la piel de Samuel, el chulesco becario por el que bebe los vientos su jefa.
La directora de este film, Halina Reijn (Muerte, muerte, muerte, Instinto), ha declarado que decidió explorar la vulnerabilidad, la vergüenza y la libertad de una mujer, “que se enfrenta a los tabúes y fantasías que también componen su personalidad”. Curiosamente en esta cinta hay relaciones sexuales explícitas, algunas bastante desagradables por el sometimiento de un ser humano a otro aunque consienta, pero pocos desnudos.
Para: nadie que le guste el buen cine.