El director Damien Chazelle, que nos tenía acostumbrados a un cine elegante con películas como Whiplash o la oscarizada La La Land, donde la música tenía un papel importante, cambia totalmente de argumento para mostrarnos de forma descarnada el submundo de los comienzos de Hollywood donde, tras oropeles y bambalinas, había fiestas privadas en las que no sólo se cosificaba a las aspirantes a actrices, sino a todo aquel que era capaz de pasar por el aro para triunfar en el celuloide. En esas orgias, donde abundaban las drogas y el alcohol, ocurría absolutamente de todo y, la película se encarga de mostrarlo explícitamente.
Argumentalmente, si tuviéramos que definirla de forma popular, es como el reverso oscuro de Cantando bajo la lluvia, porque se desarrolla en el mismo periodo, finales de los años 20 del pasado siglo XX, y narra la aparición del cine sonoro y los dramas personales que acarreó para muchos intérpretes del mudo, que no supieron o no pudieron adaptarse a esta innovación acústica. Todo esto, contado a través de un reparto coral de metraje excesivo, dura unos 189 minutos, que alargan innecesariamente secuencias que pudieran haberse resuelto en menos tiempo sin mermar el desarrollo.
Como hablamos de Chazelle, está cuidadísimo el apartado musical de Babylon (título por otro lado totalmente adecuado para lo que vemos) ya que la banda sonora de la película es genial.
Aunque para magistral la interpretación de Margot Robbie, que se mete en la piel de una starlette de físico impresionante que quiere hacerse un hueco en Hollywood y cuya voz no le acompaña… No es la única estrella que aparece en el reparto, Brad Pitt arrasa encarnando a un famoso galán que también verá cómo cambia su carrera profesional con la llegada del sonoro. El personaje que resulta absurdo dentro de la trama es el de mafioso drogadicto que interpreta Tobey Maguire. Todos ellos forman parte de un engranaje que describe la ambición desmedida de muchas personas que llegaron a Los Angeles, a comienzos de los años 20 con el objetivo de convertirse en estrellas y acabaron…destrozadas
Siendo como es la película de Chazelle más decepcionante hasta el momento, se nota su maestría en el manđjo de la cámara en escenas pobladas de personajes y resulta podérosamente Sdvisual mostrando el desenfreno desatado en Hollywood, siendo la directora de producción Florencia Martin, la encargada de plasmarlo.
A pesar de ello es un homenaje al cine y a sus pioneros.
Para: los que sigan al director y no les importe ver imágenes pornográficas durante el metraje