Nada más terminar el pase de exhibición de la película un veterano y conocido compañero crítico me decía: “Y que nosotros arrastremos la Leyenda negra…”. Un comentario adecuado porque, a pesar de estar basada en hechos reales, Blue Bayou relata hechos surrealistas que ocurren a día de hoy en EEUU.
Inspirada en una serie de artículos que el director de la película, Justin Chon, encontró hace varios años, gira en torno a niños surcoreanos adoptados en Estados Unidos y posteriormente deportados a pesar de haber crecido y vivido siempre en el país. Es decir, hablamos de una triste y dura historia de emigración.
Lo que deja perplejo de este relato, es que las leyes que se aplican no nos hablan de acontecimientos del pasado sino de hechos que ocurren en pleno siglo XXI.
Ambientada en Nueva Orleans y plagada de detalles, la historia de su protagonista, Antonio, es una serie de catastróficas desgraciadas, mientras incide en el racismo soterrado hacia minorías étnicas en EEUU.
El propio Justin decidió interpretar al protagonista, bien acompañado de Alicia Vikander (ganadora de un Oscar por La chica danesa) que encarna a su joven esposa, que se encuentra esperando un hijo y sufre por la situación injusta que vive su marido y, por extensión su familia.
Los dramáticos acontecimientos consiguen captar la atención, porque están narrados con mucha sensibilidad, aunque algunas subtramas, como la amistad del protagonista con una mujer vietnamita, no aportan demasiado a la historia salvo señalar las semejanzas de cultura y de forma de entender la vida entre algunos asiáticos, y su coincidencia en su traumático pasado bélico. Podríamos afirmar que alargan innecesariamente el relato. Por el contrario, se integran bien las poéticas imágenes del pasado del protagonista con su madre biológica.
Lo que mejor funciona es la denuncia rampante a leyes incomprensibles y absurdas. O, como lo han definido algunos medios, es el sueño americano convertido en pesadilla.
Para: los que crean que España se autoflagela absurdamente. Pasen y vean.