El director Daniel Calparsoro, conocido por películas como Cien años de perdón o, recientemente, Todos los nombres de Dios,  vuelve a la temática que más le interesa: una trama de suspense, de alto voltaje, que le sirve para realizar una crítica social dentro de una historia urbana y oscura. La acción la sitúa a comienzo del siglo XXI en una España sumida en corrupción, trapicheos y  dinero negro en el sector inmobiliario que afectaron por igual a políticos, empresarios de la construcción, banqueros, mafia china e, incluso, a deportistas. Es decir, esta historia escrita por Patxi Amezcua (Infiesto) Alejo Flah (Taxi a Gibraltar) es un relato ficcionado inspirado en hechos reales.

En el año, 2002, marcado por la llegada del euro a España, Iván es un chaval ambicioso de Vallecas que no se conforma con su situación de aparcacoches en un lujoso club de golf de Madrid. Su astucia le llevará a convertirse en el correo de una organización internacional dedicada al blanqueo de dinero, que transporta maletines desde España a Bruselas y Ginebra. Pero su ambición le llevará a querer tomarse un trozo más grande del pastel.

Como suele ser usual en su filmografía lo mejor es  la forma en que está rodada porque Calparsoro mueve como nadie la cámara en escenas de movimiento, de acción, donde demuestra un gran dominio visual. Ha conseguido reunir a lo mejorcito del cine español donde destacan, junto a Arón Piper y Luis Tosar, secundarios que nunca defraudan como el inmenso Luis Zahera o José Manuel Poga. Precisamente éste, que encarna a un político corrupto, actúa en las escenas sexuales explícitas más sórdidas de la película donde Calparsoro parece querer demostrar que la degeneración profesional conlleva la personal. Es el apartado menos acertado de la película, las excesivas y, algunas innecesarias, escenas de alcoba que se incluyen en el desarrollo del film.

De ritmo ágil, nadie se salva de la quema en este thriller negro en el que todos los personajes se mueven por interés y ven a sus semejantes, incluso a sus propios colegas, como piezas de un tablero en el que sobrevivir. De ahí que ni el protagonista ni sus socios produzcan ninguna empatía por su catadura moral, aunque se pueda entender perfectamente el ansia de riqueza de un joven que nada tiene y ansia tener todo…

La película incluye, en un momento dado, un montaje con imágenes reales de los asuntos de corrupción que se produjeron en España a comienzos del presente siglo XXI, donde queda de manifiesto que afectaron a los principales partidos políticos y a algunos de sus dirigentes.

Para: los que les guste el cine de acción español.