Los terroristas de Boko Haram sitúan como objetivo, para un duro atentado, un hotel de lujo de Madrid frecuentado por políticos y famosos en general. Este golpe quieren que sirva de advertencia al resto del mundo occidental. Pero un competente comisario de policía tendrá que ponerse al frente de un operativo para desarticular a esa célula de asesinos, algo complicado debido a que en ese hotel ocurren dramáticos acontecimientos que desconoce.
Tras más de una década de ausencia en las salas de cine regresa el veterano director Javier Elorrieta (Sangre y arena) con un thriller basado en la novela homónima de Félix García Hernán.
Desde las primeras imágenes se vislumbran dos elementos fundamentales para que esta historia no acabe de funcionar: el modesto prepuesto de la producción se aprecia en la forma de afrontar algunas secuencias y en la puesta en escena, al mismo tiempo las interpretaciones de los actores que encarnan a los terroristas son demasiado exageradas. Y es una pena porque este largometraje es políticamente incorrecto al señalar claramente que el gran problema entre los islamistas y el mundo occidental es que éstos nos consideran “infieles” a los que hay que abatir sin miramientos y con crueldad.
Lo mejor, el trabajo interpretativo de Rodolfo Sancho que vuelve a demostrar el empaque que tiene en cualquier papel, en este caso metiéndose en la piel de un comisario de policía a quien no detienen los intereses espurios de un ministro de interior al que pueden más sus sentimientos amorosos que la estabilidad del país. Algo que, de alguna forma, hace esta película actual.
Hay un innecesario número de escenas sexuales, alguna de ellas especialmente explícitas.
Para: los que crean que hay que insistir en el peligro del terrorismo islámico.