La figura y la historia de la niña judía Ana Frank me atrevería a decir que es conocida mundialmente porque su tragedia, y la de millones de personas que sucumbieron en el holocausto, se reflejó perfectamente en su diario. Pues bien, a pesar de ello, la película de animación de Ari Folman, conocido por Vals con Bashir y El Congreso, es tremendamente creativa al dar protagonismo a Kitty, la amiga imaginaria a la que la pequeña dedicó su famoso diario, un personaje que “se escapa” de sus páginas y recorre la Amsterdam actual, ciudad donde vivió Ana, algo que le sirve para denunciar la política llevada a cabo con los refugiados en Europa.
Igualmente, el film, de dibujo hermoso, recuerda nuevamente las visicitudes que pasó la pequeña y su familia durante los años que vivieron ocultos junto con otras personas. Eso sí, apenas recalca la bonita historia de amor que la pequeña Ana vivió durante ese encierro.
Una película con un mensaje esperanzador, a pesar de todo, dirigida a las nuevas generaciones.
Para: los que crean que nunca se debe olvidar la barbarie para corregir los errores.