Marsella, en vísperas de una fecha electoral decisiva, tiene a los partidos de izquierdas en situación de zozobra porque necesitan un líder que les una y aúne. La mejor candidata es Rosa, de 60 años, que ha dedicado a su partido tanto esfuerzo como a su familia. Pero Rosa vive un momento personal especial porque se ha enamorado de forma inesperada y no desea comprometerse.

El respetado cineasta de origen armenio asentado en Francia Robert Guédiguian es uno de los más coherentes en su filmografía. Preocupado siempre en sus filmes por temas sociales y políticos en Que la fiesta continúe se atreve a confesar su desencanto por la deriva de los partidos de izquierdas, según él, más preocupados de lo institucional que de mejorar la calidad de vida de la gente.

Como Guédiguian es un director serio, en este filme, sin duda uno de los mejores de su carrera, hace una perfecta radiografía de algunos problemas actuales como  la escasez  de viviendas en las grandes ciudades, la inmigración, el compromiso político y un tema recurrente en su filmografía: el recordatorio del genocidio armenio, totalmente olvidado en Occidente. Pero también añade una bonita historia de amor entre dos personas veteranas que no lo buscaban y, precisamente por eso, llega a ser tan profundo. La esposa de Guédiguian en la vida real , la magnífica  actriz  Ariane Ascaride (que suele trabajar en todas sus películas) vuelve a actuar con la naturalidad y credibilidad que le caracteriza junto con el estupendo actor Jean-Pierre Darroussin. Ambos demuestran una química propia de los grandes intérpretes.

 Para: los que aprecien el cine de autor de calidad.