Con el estilo y el aroma de la trilogía clásica, regresa un Indi “viejuno” a la gran pantalla, pero que sigue siendo el aventurero de siempre. No lo tenía fácil, dada la decepción que supuso para muchos fans la cuarta entrega de Indiana Jones y la calavera de cristal (2008), pero el director James Mangold consigue convencer. En esta ocasión, Steven Spielberg ha ejercido como productor ejecutivo.
Año 1969. Indiana Jones se jubila como profesor de arqueología tras pasar más de una década enseñando en el Hunter College de Nueva York. Ahora vive solo y se encuentra cansado de la vida, pero la llegada por sorpresa de su ahijada Helena Shaw lo cambia todo. Esta joven está obsesionada con encontrar un extraño artefacto: el famoso Dial de Arquímedes, un dispositivo que supuestamente tiene el poder de localizar fisuras en el tiempo. Pero hay otros interesados en ese objeto, entre ellos el peligroso Jürgen Voller, un ex nazi que ahora trabaja como físico en el programa espacial de Estados Unidos…
Con un arranque trepidante, que nos lleva hasta el año 1944, el gran equipo del que se ha reunido Mangold para esta película se palpa desde la primera secuencia donde el supervisor de efectos visuales Andrew Whitehurst, de Industrial Light&Magic, ha hecho un rejuvenecimiento facial asombroso de Ford para que pareciera tener 37 años. También resultan increíbles como están filmadas, aunque son algo largas, las escenas de acción heterogéneas que incluye la película como la persecución a caballo a través de un desfile y que se adentra en el metro de Nueva York; una frenética persecución en tuk tuk por las calles de Tánger o la secuencia final de la película que es absolutamente espectacular. Porque esta película empieza bien pero tiene un desenlace todavía mejor. Y aquí es importante destacar el trabajo de los tres guionistas que han escrito esta maravillosa aventura, hablamos de los hermanos británicos John-Henry y Jez Butterworth y del veterano David Koepp famoso por su trabajo en películas como Parque Jurásico (1993) o Misión Imposible (1996)
Cuando se estrenó En busca del arca perdida en 1981, el personaje de Indiana Jones se convirtió en el aventurero por antonomasia de la Historia del cine y, a Harrison Ford lo catapultó a la fama. Y uno de los logros de este filme es que se asume que el héroe masculino, resolutivo y divertido ha envejecido y que le duele todo, a sus casi 80 años. Un héroe de estas características necesitaba buenos compañeros y enemigos y si la actriz Phoebe Waller-Puente está perfecta en su papel interpretando a la peleona ahijada (y por su aspecto atlético recuerda a Katherine Hepburn), nadie mejor que el excelente actor danés Mads Mikkelsen, para encarnar al malvado pero inteligente nazi Jürgen Voller.
El español Antonio Banderas tiene un cortito papel y John Williams vuelve a ser el responsable de la banda sonora, aunque los temas que mejor suenan no son los que ha elaborado para esta entrega sino los clásicos.
La aventura es la aventura e Indiana Jones y el dial del destino es una buena demostración de ello
Para: los que quieran ver de nuevo a Indiana Jones, en plena forma a pesar de sus 80 años.