El cine francés, dada la multiculturalidad de su sociedad, continúa haciendo comedias donde incide en la denuncia de la xenofobia. Si la próxima semana se estrenará en las salas españolas la secuela de Dios mío, ¿Pero qué te hemos hecho?, Las buenas intenciones incide en el mismo asunto.
Isabelle es una trabajadora social que se ha pasado la vida de una acción humanitaria a otra. De hecho, se implica tanto con los inmigrantes que atiende que se extralimita en sus funciones, lo que le conduce, aparentemente, a preocuparse más de los extraños que de su propia familia, que se traduce en un sinfín de problemas.
La popular frase “¡Dios nos libre de los filántropos!” sería aplicable a la protagonista de esta comedia que juega a provocar la sonrisa durante todo su metraje y lo consigue, sobre todo cuando se ríe de algunos clichés sobre la imagen y los prejuicios que tenemos de ciudadanos de distinta nacionalidad: sobre que los rumanos son ladrones, las búlgaras asiduas a la vida alegre etc… En resumen, Las buenas intenciones es una comedia francesa, de fácil comprensión y buenismo, que se toma con mucho humor lo que verdaderamente significa ayudar a los demás.
La polifacética Agnès Jaoui, directora, actriz, cantante, se pone a las órdenes de Gilles Legrand, y es la protagonista dentro de un reparto coral.